miércoles, 1 de julio de 2009

“Buscamos por qué un niño sale de la pobreza o se hunde en ella”

“Buscamos por qué un niño sale de la pobreza o se hunde en ella”
El Instituto de Investigación Nutricional (IIN) es una de las instituciones internacionales médicas más importantes del Perú. Actualmente trabaja en la vacunación contra el cáncer de cuello uterino y en el proyecto Niños del Milenio. Conversamos con la Dra. Mary Penny, su directora.

"Obtuve una beca en Pediatría en Oxford, para hacer investigación, y me interesé en diarrea en niños. Eso combinaba mi interés por la pediatría, los problemas de desnutrición y por la microbiología, aunque, seguramente, los psicoanalistas encontrarán algún interés secreto que desconozco (ríe). Fue así que vine a Lima, en 1984, al Instituto de Investigación Nutricional, un lugar muy conocido por estos temas", cuenta.Ahora trabajan en vacunación contra cáncer de cuello uterino. Este es uno de los temas médicos más nuevos. El cáncer de cuello uterino es la principal causa de muerte de mujeres entre 25 y 44 años. Es una enfermedad que, ahora lo sabemos, se debe a una infección por el virus papiloma humano, que se transmite por relaciones sexuales y es muy contagioso. Entre 50% y 80% de mujeres del mundo lo va a tener. ¿Cómo planifican la vacunación?Nuestra investigación apunta a desarrollar estrategias de salud pública. Como este virus es muy contagioso, para prevenir la infección tenemos que dar la vacuna a las niñas antes de que empiecen su vida sexual. Apuntamos a niñas de 9 años. Puede parecer temprano, pero es a esa edad cuando podemos acceder a ellas fácilmente porque un buen número va al colegio. Luego, la deserción escolar crece. Nosotros entregamos nuestra información al Ministerio de Salud. Trabajamos con Merck Sharp & Dome, que ha donado 1,500 dosis para 500 niños. Ustedes trabajan en el proyecto Niños del Milenio. ¿Cómo funciona?Empezó en 2000, con un consorcio de universidades en Inglaterra. Funciona en Etiopía, el Perú, la India y Vietnam. Sigue longitudinalmente a los niños y a sus familias, que crecen en la pobreza, para entender cuáles son los factores que realmente influyen en que un niño salga de la pobreza o se hunda en ella. ¿Cómo funciona en el Perú?Estamos en 20 diferentes distritos que representan todo el espectro social, excepto el 5% más rico. Tenemos tres sitios en Lima y 17 en el resto del país. Hablamos con las familias para ver si están interesadas en ayudarnos y, entonces, enrolamos niños que tenían entre 6 y 18 meses. Recogimos información sobre la familia: ingresos, gastos, entorno, etc. Tres años después regresamos para ver cómo iba la familia y el niño que, en ese momento, ya tenía 4 años. Este año regresamos para la tercera visita: el niño ya tiene 8 años. ¿Qué buscan?Medimos cómo está creciendo, cómo está de salud, cómo va su educación, qué ha pasado en la familia –quizá ha habido algún shock, como una separación familiar–. Preguntamos, por ejemplo, qué programas gubernamentales funcionan. Si les sirven las Demuna, los wawawasis, programas de alimentos, si tienen acceso a créditos o mercados, etcétera. Queremos informar al Gobierno qué programas ayudan realmente. ¿Con cuántos niños trabajan?En el Perú comenzamos a seguir a dos mil niños cuando tenían un año. También seguimos a otro grupo de 750 niños que tenía 8 años. Ahora ellos tienen 16. En el mundo hay como 12 mil niños que están siendo seguidos. Y ustedes no pueden interferir. Bueno, cuando encontramos situaciones de riesgo agudas, pensamos que hay que hacer algo. Pero explicamos a las familias que nuestro trabajo no es entregar medicamentos ni alimentos. Lo que tratamos de hacer es dar a conocer su realidad y eso lo entienden, porque saben que en Lima el Gobierno o las agencias de ayuda internacional no saben exactamente cómo viven y qué necesitan en verdad. ¿Qué esperan encontrar?Los resultados nos van a permitir saber qué hace que un niño nacido en la pobreza tenga más oportunidades de acabar el colegio bien o de llegar a la universidad o de conseguir un buen trabajo, incluso los que trabajan desde los 8 o los 15 años. Es curioso usar el propio tiempo de vida para investigar la vida de otro. Eso lo hace pensar a uno en su propia vida, ¿no?Sí. Bueno, yo soy un bicho un poco raro. He venido al Perú para hacer investigación sin pensar nunca en quedarme. Y me he quedado. Siento que el trabajo que hacemos en el Perú, de vacunas, de diarrea, de los Niños del Milenio, es importante para el país y no solo es una investigación. No sé si voy a morir aquí (ríe), pero sí voy a seguir trabajando en este instituto y en el Perú.
Gary Urton nos revela resultados de sus investigaciones

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