“Quienes pretenden desconocer la voluntad popular, propiciar la deslegitimación de la democracia, parecieran no darse cuenta que ello solo provocara, el triunfo del radicalismo”
wilmercastillogamarra@gmail.com
Hemos llegado al
bicentenario, 200 años de vida republicana, en que no hemos logrado ser la nación que nos
propusimos ser, fuimos los más conservadores
en nuestro apego a la corona y nos olvidamos que teníamos un país multicultural adentro,
implementamos políticas desde un enfoque extranjero y jamás desde lo que nuestra realidad social geográfica exigía, el
Perú duele porque aparte del futbol,
pocas cosas unen a todo al país, nos hemos vuelto
una sociedad cada vez más desconfiada, sedienta de odio
y comentarios fuera de lugar, predomina
el lenguaje y la crítica toxica.
Estas elecciones mostraron el racismo lacerante, las ansias de cambios radicales, el hartazgo de los políticos golpistas, y sobre la esperanza de tener por primera vez un presidente que represente al ciudadano de a pie, “el profe”, nos mostró el cinismo, la intransigencia e intolerancia de una clase política, que con la complicidad de la gran prensa, nos venden una realidad y un discurso que quienes vivimos en las regiones y en la realidad de lo que el modelo económico muestra, de ninguna manera podemos avalar, ni ver como válida.
La situación no da
para más, quienes pretenden desconocer la voluntad popular, propiciar la deslegitimación
de la democracia, parecieran no darse cuenta que ello solo provocara, el
triunfo del radicalismo, mayor descontento social, que las reformas estructurales demandadas queden truncas e inconclusas, retrocederemos lo poco
que hemos avanzado en institucionalidad,
estado derecho y cumplimiento de
derechos fundamentales.
Es un momento de reflexión
de borrar etiquetas, dejar la pose y el cliché
y pasar a la práctica, pasando de la crítica
pura y sin propuesta, a la crítica constructiva y de propuesta, fomentar
el intercambio de ideas, de manera
alturada, propiciar que las ideas se discutan y que estas sean motivadas,
pensar en un país plural y de múltiples realidades, en la inclusión de sectores
históricamente olvidados, en la selva y sierra, de políticas de planificación urbana,
territorial, comercial, minera, forestal, del dialogo y cumplimiento de
las normas, de la meritocracia, la
competitividad y el respeto por todos,
es posible, si dejamos nuestros egos y prejuicios y ponemos al Perú de todos
Primero.