Rereferente a las alcaldias
A la vez, el alcalde dispone de poder excesivo a escala micro. Su grupo político dispone de mayoría entre los regidores, sin importar el verdadero porcentaje obtenido en las urnas. Por ello, el espacio local no obliga a la concertación entre grupos políticos. Por el contrario, es el reino de la dictadura de la mayoría.
Esa situación estimula el continuismo desenfrenado. Casi todo alcalde quiere repetir el plato. Como tiene mayoría y autonomía puede hacer con el presupuesto lo que indique su voluntad. Entonces gasta en mostrarse. Darle visibilidad a su gestión se convierte en su norte. Del adorno depende su ansiada reelección.
Necesitamos cambiar esta lógica. Como todos sabemos, el espacio local es crucial para la democracia. El nivel macro sólo fructifica cuando funciona la base. Los alcaldes requieren autonomía para gastar parte de sus ingresos, pero no para todo. Obligatoriamente deberían cotizar a un fondo común que permita a una asamblea de municipios financiar obras grandes con sentido técnico y redistributivo.
Por otro lado, es necesario seleccionar concejales en base a la cifra repartidora. No debe continuar la actual tiranía de la mayoría que lleva a la irresponsabilidad. Otra buena idea sería limitar la reelección, definiendo un plazo máximo de ejercicio del cargo. Pero, la reforma principal es un cambio de actitud. Necesitamos alcaldes que gobiernen para su ciudad. Que su prioridad sea la gente y no ellos mismos
A la vez, el alcalde dispone de poder excesivo a escala micro. Su grupo político dispone de mayoría entre los regidores, sin importar el verdadero porcentaje obtenido en las urnas. Por ello, el espacio local no obliga a la concertación entre grupos políticos. Por el contrario, es el reino de la dictadura de la mayoría.
Esa situación estimula el continuismo desenfrenado. Casi todo alcalde quiere repetir el plato. Como tiene mayoría y autonomía puede hacer con el presupuesto lo que indique su voluntad. Entonces gasta en mostrarse. Darle visibilidad a su gestión se convierte en su norte. Del adorno depende su ansiada reelección.
Necesitamos cambiar esta lógica. Como todos sabemos, el espacio local es crucial para la democracia. El nivel macro sólo fructifica cuando funciona la base. Los alcaldes requieren autonomía para gastar parte de sus ingresos, pero no para todo. Obligatoriamente deberían cotizar a un fondo común que permita a una asamblea de municipios financiar obras grandes con sentido técnico y redistributivo.
Por otro lado, es necesario seleccionar concejales en base a la cifra repartidora. No debe continuar la actual tiranía de la mayoría que lleva a la irresponsabilidad. Otra buena idea sería limitar la reelección, definiendo un plazo máximo de ejercicio del cargo. Pero, la reforma principal es un cambio de actitud. Necesitamos alcaldes que gobiernen para su ciudad. Que su prioridad sea la gente y no ellos mismos
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