domingo, 21 de junio de 2009

¿Quién es Pizango?


Un hasta ahora desconocido perfil político, ideológico y familiar del líder indígena que ha marcado la irrupción dramática de un nuevo actor en la inestable escena política nacional: la organización de los olvidados pueblos amazónicos del oriente peruano.Por Edmundo CruzUna fuente vinculada a la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), que conoce de cerca la evolución de la organización representativa de 44 etnias y 1,786 comunidades indígenas, aceptó introducirnos en el mundo de esta organización social para centrar nuestra indagación en la personalidad de Santiago Alberto Pizango Chota, presidente de la matriz nativa, ahora en el exilio obligado. ¿Quién es en realidad Segundo Alberto Pizango Chota?, ¿cuáles son sus ideas políticas, su ideología, cuáles fueron las fuerzas que lo alentaron en esta lucha?, ¿hubo injerencia de partidos políticos de izquierda o de gobiernos o movimientos extranjeros? Estas son preguntas que siguen flotando en el ambiente después de la ofensiva de descrédito que se desató contra él y Aidesep.Sin partidosSobre la vinculación con los partidos políticos la explicación es clara. Hay una etapa, entre el 2008 y el 2009, relata la fuente, cuando el movimiento amazónico, como movimiento nacional, se proyecta mas allá de sus linderos y emprende la defensa de sus derechos pero debe pasar obligatoriamente por la venia del Congreso. Ante esa situación la directiva de Aidesep acordó hablar no con una sino con todas las bancadas políticas, inclusive la bancada fujimorista y Unidad Nacional, esta última tenía una posición principista en contra del movimiento amazónico aún mas radical que el APRA.Por supuesto, se habló con el Partido Nacionalista, el Bloque Popular, con Perú Posible y Acción Popular. La fuente aclaró, ante una pregunta nuestra, que jamás ha habido una conversación política de Aidesep con Patria Roja. No hay ninguna vinculación orgánica con ningún partido político de izquierda.Cabe recordar que esta matriz se organizó durante el gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado, en los años de la reforma agraria y la ley de comunidades nativas (1969). Antes eran comunidades aisladas. Los awajún, asháninkas y shipibos hacían sus gestiones por su propia cuenta. A raíz de esa ley convergen a Lima y son organizados por Sinamos que, como se recordará, pregonaba la doctrina del no-partido. Desde entonces son muy celosos de la manipulación partidaria. Esto no quiere decir que algunos partidos, como el Nacionalista, hayan levantado la bandera del movimiento amazónico como propio, pero eso ya está fuera del alcance de Aidesep, organización que niega cualquier coordinación o alianza con los nacionalistasLa ideologíaEn realidad, Alberto Pizango no es un político en el sentido occidental del término o en la acepción criolla de tal actividad, explica nuestro informante. Él es un político que mira el mundo a partir de la cosmovisión indígena. Es un líder espiritual para su gente, pero la espiritualidad indígena difiere de lo que nosotros podemos entender por espiritual. Su concepción de territorio, por ejemplo, es mucho más amplia que las cosas materiales que contiene. De allí que el indígena se resista a llamar recurso natural al bosque. Para él, el bosque es la residencia de sus ancestros y no tanto un recurso natural, allí habitan todos los seres que son parte de su mundo y de su vida. No es tan sencillo comprender el modo de pensar de un líder nativo como Alberto Pizango. Tan es así que César Hildebrandt terminó una entrevista que le hiciera antes del 5 de junio diciéndole con toda honestidad: “Mira, yo no te entiendo nada”.BiografíaAlberto Pizango es un shawi. Una etnia eminentemente espiritualista, posee los mejores médicos naturales de toda la amazonía. Conocen mejor que nadie las propiedades de las plantas maestras: el tabaco y el ayahuasca, que son los insumos básicos de sus prácticas espiritualistas. Pizango se mantiene fiel a estas prácticas ancestrales, tiene dos maestros con los que hace retiros de una semana para rituales con las plantas maestras. “Yo mismo lo he acompañado a algunas de esas prácticas de una semana”, cuenta la fuente.El próximo 31 de agosto, Alberto Pizango cumplirá 45 años. Es natural de la comunidad nativa de Irapay, distrito de Balsapuerto, provincia de Alto Amazonas, departamento de Loreto. No se ha occidentalizado. Sus palos siguen puestos allá, en su tierra natal, Irapay. “Cuándo volveré a mi chacra, cuándo volveré a mi escuela”, comenta a menudo. “Somos seis hermanos”, recuerda Segundo Chuquipiondo Chota, el menor, de 23 años. Es promotor de una ONG en Lima y gentilmente ha accedido a relatarnos la vida de Alberto, su hermano por línea materna. Segundo tiene el teléfono en la mano para llamar a su madre Luz Emérita Chota si necesita consultar un dato.A los 17 años Alberto era uno de los profesores practicantes mas jóvenes de su comunidad. Ingresó a la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana UNAP, facultad de educación, especialidad de lengua y literatura y se graduó como Licenciado en Educación Bilingüe Intercultural.BiografíaA los 23 años empezó su carrera de profesor titulado, a pedido de la comunidad de Pampayaco. Enseñó durante 18 años en unas 15 comunidades. A los 24 años desposó a Sonia Huiñapi Pizango siguiendo las prácticas ancestrales. Tuvo 4 hijos: Plinio, José Luis, Luis Alberto y Yanui Huisan. El mayor lo acompaña en Lima. Los menores acompañan a su madre en Yurimaguas. Como maestro rural bilingüe asume y difunde la cosmovisión de sus antepasados. Construye su discurso político con parábolas. “Este es un chichirichi (pájaro de la fauna regional que destruye el nido del otro)”, dijo refiriéndose a las personas que no hacen nada y después se montan en las cosas que otros hacen. El 2008, cuando se hizo la primera gran movilización indígena, él hablaba de la estrategia de la huangana (nombre de un chancho salvaje muy gregario que ataca en grandes grupos, de 100 o 200) para llamar a los nativos a que imiten al animal. Si nos atacan, nos arrinconan, aplicamos la estrategia del sajino huérfano. Por cierto, conducir un movimiento de alrededor de 400 mil peruanos pertenecientes a unas 71 etnias que hablan 67 lenguas originarias distintas no es una labor sencilla. Y Alberto Pizango obviamente debe haber cometido errores. Es destacable que se haya erigido en el vocero interlocutor de una representación social tan vasta y complicada.El asilo que se le ha otorgado está rodeado de un movimiento internacional de solidaridad evidente, que no exhibieron otros casos como el asilo de Javier Valle Riestra en España, por ejemplo. Debe, sin embargo una explicación pública al país sobre la conducción del movimiento que pasó por la cruenta experiencia del 5 de junio y que ahora concluye victoriosa. La declaración que ha rendido ante un fiscal en la embajada de Nicaragua en Lima tiene fines estrictamente judiciales. El poder de los nativosLa Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) reúne en su base a 1,350 comunidades indígenas, que a su vez agrupan a unas 44 etnias.Encima de las comunidades están las Federaciones y en un tercer nivel las Organizaciones Regionales. En el nivel más alto está el Consejo de Coordinación Ampliado, el Consejo Directivo y como la más alta instancia la Asamblea General.Aidesep tiene en la actualidad siete soportes regionales. Uno de ellos es la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), de la que forman parte todos los pueblos del Bajo Marañón. Aquí se ubica el río Paranapura, en cuyas orillas está Irapay, la tierra natal de los Pizango. La Asociación ha logrado la recuperación de 13 millones 788 mil hectáreas, a través de la titulación de tierras comunales. Ha titulado a 300 maestros indígenas especializados en educación bilingüe.

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