jueves, 4 de junio de 2009

EXISTE URIMORI



Adriana Roca
En Colombia ya le dicen Urimori al presidente Álvaro Uribe. Las razones son evidentes: en el Perú, más que en cualquier otro país, se conocen bien, y la historia suena más que familiar. No obstante, las comparaciones no son del todo justificadas: la carrera presidencial en el país cafetalero ya empezó a calentar motores y aún es incierto si el actual mandatario buscará ser reelegido o no, situación que evidentemente ha resultado en más de una discordia y mucha incertidumbre. Así pues, es interesante notar que en el año anterior a la última reelección de Alberto Fujimori, éste tampoco esclarecía su futuro como candidato. En más de una vez dijo que no pensaba reelegirse.
Veamos el contexto actual de la contienda (que en la última semana ha estado más caliente que nunca): para comenzar, hace algunas semanas el Senado dio luz verde a una nueva reforma de la constitución que facilite la segunda reelección de Uribe. El presidente ha reiterado en una serie de ocasiones que sí le gustaría tener un tercer mandato; sin embargo, no queda claro si sería en el 2010 o en el 2014 (puesto que el congreso aún no define exactamente en qué año podría hacerlo). Pero claro, ya tiene la opción abierta para escoger.
No obstante lo anterior, en un discurso reciente, Uribe señaló que “su reelección sería inconveniente”, puesto que él no quisiera generar la amargura en las generaciones más jóvenes de su país, al verlo como una persona aferrada al poder. Por otro lado, Juan Manuel Santos acaba de renunciar a su cargo como cabeza del Ministerio de Defensa y, aunque oficialmente no es candidato presidencial, sí es visto como tal por algunos sectores del país.
Ahora bien, ¿qué implicaría, a grandes rasgos, que Uribe opte por su segunda reelección? Probablemente, deslegitimaría todo el trabajo que ha hecho en estos últimos años. Asimismo, generaría una profunda desconfianza en las instituciones del país (que, a decir verdad, ya existe). Similarmente, quizás si Fujimori no hubiese tentado un tercer mandato no hubiera deslegitimado (tanto) los innegables logros de sus anteriores gestiones (las cuales tampoco estuvieron exentas de serios cuestionamientos, por cierto).
En un contexto en el que existen personajes como Hugo Chávez, Evo Morales, y Rafael Correa, Uribe no debería enviar el mensaje de ser (o parecer) el típico caudillo sudamericano. Por ende, el hecho de que no sea claro al decir si es que se reeligirá o no, aumenta las críticas en su contra.
Sin embargo, por más que Uribe se reelija, no es correcto llamarlo Urimori. Los legados de ambos son distintos y dándole el beneficio de la duda, hasta los motivos de una eventual reelección también. En una conversación reciente que tuve con Ronald Heifetz –cofundador y director del Centro de Liderazgo Público del Harvard John F. Kennedy School (ver la última edición de Perú Económico)– me mencionó que, pese a que también está en desacuerdo con la reelección de Uribe, él creía que sí se reeligiría por los motivos correctos (es decir, no por gloria personal) y le haría mucho bien al país en términos de progreso. Ahí, la gran pregunta que surge es progreso a costa de qué.
Incluso, para el Perú probablemente el mejor escenario geopolítico y económico sería que Uribe continúe siendo el presidente de Colombia, dado que ha sido uno de los mejores aliados comerciales y políticos de la región.
Pero, con Santos a la cabeza del gobierno colombiano la línea gubernamental probablemente seguiría igual. Según The Washington Post, el exministro es “un meritorio sucesor de Uribe”. Si es que éste decide lanzarse a la presidencia lo más sensato que podría hacer el actual mandatario es apoyarlo.
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