lunes, 8 de junio de 2009

Un dolor que pudo evitarse


Un dolor que pudo evitarse
En el 2005, Karen Llantoy ganó al Estado Peruano una demanda por derechos humanos después de que médicos del sector Salud se negaran a practicarle un aborto terapéutico a pesar de que el feto que llevaba en su vientre era anencefálico (carencia de cerebro y cráneo) y se sabía que moriría poco después del parto. Ya lejos del país y siete años después de aquella experiencia, ella intenta rehacer su vida y superar las huellas psicológicas de lo que vivió.Por Cynthia CamposEn medio de un debate intenso por las partes que involucra, de un lado ONGs, médicos, instituciones pro derechos sexuales y, de otro, sectores conservadores y muy activos en nuestra sociedad, Karen Llantoy intenta rehacer su vida lejos del país que le negó un procedimiento que le correspondía por ley: la interrupción de un embarazo que ponía en riesgo su salud física, su integridad mental y finalmente su vida. El aborto terapéutico es legal en el Perú desde 1924. Se le define como el procedimiento necesario cuando el embarazo pone en riesgo la vida de la madre o podría dejarle secuelas incompatibles con la vida. En el año 2001 Karen Llantoy, con solo 17 años, salió embarazada. A pesar de su corta edad decidió tener a su bebé, sin embargo no esperaba lo que vendría. El feto que albergaba en su vientre era lo que en términos médicos se conoce como feto anencefálico, no tenía masa cerebral y por tanto tenía pocas posibilidades de sobrevivencia, incluso podía morir durante el embarazo.A través de su madre, Karen inició la solicitud para interrumpir legalmente su embarazo y se la negaron. La obligaron a continuar con una gestación bastante riesgosa y a amamantar a un bebé con grave malformación congénita. El caso pasó a tribunales supranacionales y el 2005 el Comité de Derechos Humanos le dio la razón, señalando el error del Estado Peruano. Incluso el Comité de Torturas se pronunció al respecto.Empezar de nuevoLas ganas de olvidar y de empezar de nuevo la llevaron a tomar la decisión de mudarse fuera del país. Ahora vive en España, país desde el cual –ya lejos en años y en distancia– recuerda lo que tuvo que pasar aquí. “Al principio me costó un poco. Empezar una nueva vida no es fácil. No tener a mi madre cerca mientras estudiaba fue lo más difícil de todo”, comenta.–¿Qué recuerdas de esa experiencia que viviste, de tus años de lucha contra el Estado Peruano?– Recuerdo a una adolescente inocente y desorientada, sin opción a decidir. Por suerte he tenido a mucha gente a mi lado que me ha ayudado a superar muchas cosas.–¿Qué opinas de las autoridades del Ministerio de Salud que hasta ahora no tienen una opinión definida sobre el aborto terapéutico?–Me parece vergonzoso. Por ejemplo, mi caso ha tenido mayor trascendencia fuera del país, que dentro. Es una pena.–¿Qué consejo darías a las mujeres que están en el mismo trance que tú pasaste?–Que sean fuertes, que tengan mucha paciencia, y que no pierdan nunca la esperanza de que la posición del Estado con respecto al aborto terapéutico cambie. Yo aún no la he perdido.–¿Has pensando, quizá en unos años, convertirte nuevamente en mamá?–Ni siquiera lo quiero pensar. Les tengo pánico a los hospitales.Urge un protocolo¿Pero si el aborto terapéutico es legal en el Perú, entonces por qué se le negó tal procedimiento a Karen Llantoy? Para que un aborto terapéutico pueda ser realizado en los centros hospitalarios públicos se requiere de un protocolo nacional. Es decir, un conjunto de normas que indican cómo debe ser realizado y en qué casos conviene hacerlo. A pesar del trabajo de organizaciones de la sociedad civil, médicos y demás instituciones, y además de ser legal desde hace décadas, el aborto terapéutico en nuestro país no está normado. No contamos con un protocolo nacional. Sin él, el médico no puede realizar el procedimiento o –si decide realizarlo– no tiene cómo catalogarlo en los registros hospitalarios pues la categoría “aborto terapéutico” simplemente no existe, explica Rossina Guerrero, del Centro de Promoción de los Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex). “Mientras el protocolo no exista todo dependerá del libre albedrío del médico de turno que con frecuencia se negará a realizarlo, producto también de la desinformación. Posiblemente el galeno crea que está penado, cuando en realidad la ley lo contempla”, comenta Guerrero.Aunque no existe un registro de cuántas mujeres se someten a abortos, se calcula que en el año 2006 unas 371,420 mujeres recurrieron a abortos clandestinos, según cifras de la ONG Demus.Solo tres hospitalesOtro registro, esta vez de la ONG Manuela Ramos, indica que en el Perú diariamente más de 1,000 mujeres abortan, 94 son atendidas por abortos incompletos y dos mueren por complicaciones en el embarazo, parto o puerperio. ¿Y esas muertes pudieron evitarse? Sí. Rossina Guerrero recuerda que tenemos una de las tasas de mortalidad materna más altas de la región y cerca del 25% de las muertes maternas se debe a causas indirectas, es decir, o bien son enfermedades que aparecen con el embarazo o bien se agudizan con él. Por lo tanto, pudieron prevenirse. Solo algunos hospitales en Lima practican el aborto terapéutico y tienen sus propias normas para dar este servicio de salud con la mayor garantía y seguridad posible. Ese es el caso de los hospitales Hipólito Unanue, en El Agustino; María Auxiliadora en San Juan de Miraflores; y San Bartolomé, en Lima Cercado, enumera Guerrero.Muchas mujeres que necesitan este procedimiento son orientadas por instituciones como Promsex para que se dirijan a estos establecimientos de salud y reciban allí la atención adecuada. En la página web del Hospital Nacional Hipólito Unanue se informa de los casos de abortos atendidos exitosamente. Dice el documento: “El indicador de porcentaje de abortos intervenidos adecuadamente es de 71.18%, siendo el valor esperado mayor o igual de 50%”.Jeannette Llaja, del colectivo Demus y abogada de Karen Llantoy, explica el marco legal de este tema. El aborto terapéutico es el único que no es punible en el país. Lo que no ocurre con el autoaborto (pena privativa de libertad no mayor de dos años), el aborto sin consentimiento (no menor de tres ni mayor de cinco), el aborto consentido (no menor de uno ni mayor de cuatro), o el aborto eugenésico (no mayor de tres meses, y para casos de violación o de malformaciones del feto). Reuniones y reuniones“El proceso para aprobar un protocolo se inicia con la gestión de la ex ministra Pilar Mazzetti. Con ella ya se venía trabajando la primera Guía de Aborto Terapéutico. Pero ella derivó el tema a la Maternidad de Lima para su evaluación. Finalmente fue aprobada. Pero en abril del 2007 el director del Derecho a la Salud de las Personas anunció que se declaraba nula la directiva de la Maternidad y que se evaluaría a los hospitales que realizan abortos terapéuticos. Y esto sin duda era consecuencia de la presión de la jerarquía eclesial en este tema”, advierte Llaja. Coincide con ella Rossina Guerrero, de Promsex: “Por ejemplo, durante el primer gobierno de Alan García hubo un proyecto para despenalizar el aborto por violación y el aborto eugenésico. El Congreso lo aprobó y Alan García no firmó la ley porque fue vetada por la Iglesia”.Al Ministerio de Salud le corresponde aprobar y difundir el Protocolo de Aborto Terapéutico, dicen las especialistas. “Ya hemos tenido varias reuniones. La última fue en abril con el ministerio, el Colegio Médico del Perú, el Fondo de Población de Naciones Unidas, representantes de hospitales y asociaciones de la sociedad civil”, precisa Guerrero. Existe una guía que solo está esperando ser publicada. Hasta ahora no hay respuesta.Realidad sin respuestasL. C. estaba harta y desesperada. Cansada de los ultrajes que un hombre mayor le hizo padecer se lanzó desde el techo de su casa y producto de la caída sufrió fractura de vértebras y quedó cuadrapléjica. Los primeros análisis para salvarle la vida evidenciaron su reciente estado de gestación que, sin embargo, en la situación en la que L.C. se hallaba –sin moverse y con fracturas aún no tratadas– ponía en grave riesgo su vida. Como en el caso anterior, era necesario un aborto y el hospital se lo negó. Finalmente, la criatura no llegó a nacer. El aborto sobrevino espontáneo, en medio de su sorpresa y sufrimiento. L.C. tenía solo 13 años. ENFOQUE“Hay tratados que protegen a la mujer”Carmen VildosoMinistra de la Mujer y Desarrollo Social“El aborto terapéutico es legal en el Perú pero no existe un Protocolo que regule a nivel nacional el procedimiento a seguir para atender un caso de esta naturaleza. No obstante, existen orientaciones y principios básicos que se derivan de las obligaciones asumidas por el Perú ante la comunidad internacional. Nuestro país ha suscrito la Convención para la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. Ambas comprometen al Perú a que se adopten medidas estatales que faciliten y garanticen el acceso al derecho a la salud sexual y reproductiva, que incluye obviamente la salud durante la gestación (…). Según el Plan de Igualdad de Oportunidades entre varones y mujeres 2006-2010, entre las principales causas de mortalidad materna, el aborto figura entre las primeras cinco causas de muerte de mujeres, con el 5%. Por eso es fundamental garantizar a las mujeres el derecho a una maternidad segura, con servicios de salud de calidad que respeten los derechos de las gestantes, consagrados no solo en el marco legal nacional sino también en el internacional. Como Estado tenemos la obligación de hacerlo”.WILMER CASTILLO TE LO RECOMIENDA

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