viernes, 7 de agosto de 2009

El poder de Vega Vega


El poder de Vega Vega

Se ha dicho que mientras César Vega Vega, presidente de la Corte Superior de Lima, se mantenga en su cargo, el gobierno no debe temer investigaciones incómodas. El siguiente artículo hurga en su amistad con el presidente Alan García y su capacidad de maniobra en el Poder Judicial.

Por Edmundo Cruz

César Javier Vega Vega es un magistrado con reconocidas cualidades para la función jurisdiccional pero su historia, sus relaciones con el poder y el sistema judicial dentro del cual actúa y en el que ocupa una posición estratégica, lo han puesto en condiciones de jaquear la independencia del Poder Judicial.

A mediados de julio fue sometido a diversos exámenes médicos. Hubo preocupación y hasta una misa por su salud. Conocidos los resultados, felizmente satisfactorios, aceptó ser sometido a este otro tipo de examen periodístico. Nos concedió una entrevista y sobre su actuación conversamos con tirios y troyanos. Vive en el meridiano de los madrugadores. Ha establecido el horario de 6 de la mañana para aliviar la carga procesal, y da el ejemplo. Todos los días, mientras termina de amanecer, se desplaza de su casa en jirón Rousseau, San Borja, al piso 11 del ex ministerio de Educación en el Parque Universitario, actual sede de la Corte Superior de Lima.

El sistema

César Vega Vega es su presidente. Como tal, ya no juzga, pero sí administra a los juzgadores. Maneja los juzgados de paz y de primera instancia y lo que es más importante: decide la conformación de las 35 salas de la Corte Superior de Lima.

Para esto cuenta con 98 vocales superiores titulares y una cantidad mucho mayor de vocales provisionales. Estos últimos son el problema. Pueden ser removidos en cualquier momento a criterio del presidente de la corte. Tal posibilidad se presta a suspicacia, porque si en una sala de tres vocales, uno es titular y dos son provisionales, esta mayoría inestable es la que decide la sentencia. El voto del titular no es relevante, en este caso.

Es lo que pudo ocurrir con la sala superior que resolvió la liberación de Rómulo León. El vocal titular Sequeiros votó en contra de la excarcelación, en tanto que los otros dos provisionales Carranza y Manrique, estos dos últimos nombrados a esa sala en enero de este año (tres meses después de iniciado el caso), votaron a favor.

Lo extraño es que 18 salas superiores de las 35 con que cuenta la Corte Superior de Lima tienen esa conformación atípica, de un solo vocal superior titular frente a una mayoría de dos provisionales.

En realidad, con los 68 vocales titulares de Lima (el portal del Poder Judicial consigna 98, de los hay que restar 30 destacados a la Corte Suprema, a las salas penales nacionales y a la OCMA) el presidente de la Corte Superior habría podido conformar 33 salas con una mayoría de dos titulares y un provisional en minoría. Solo quedarían dos salas con la composición predominante ahora.

¿Tan difícil es?

Cierto, la solución de la provisionalidad no depende tanto del Poder Judicial como del Consejo Nacional de la Magistratura que nombra titulares, y la Academia de la Magistratura que los capacita y los declara hábiles para ser nombrados. Pero increíblemente han transcurrido 17 años desde que el golpe de Estado del 5 de abril de 1992 originó el problema de la provisionalidad en el Poder Judicial y el Ministerio Público y hasta hoy no se recupera la titularidad perdida.

¿A quién conviene este sistema que otorga al presidente de la Corte Superior de Lima poder excepcional para jugar arbitrariamente con la conformación de las salas utilizando la figura de los provisionales, a quienes se puede sacar de vacaciones u otorgar licencias en cualquier momento y reemplazarlos a discreción?

Historia personal

César Vega Vega ha sido electo presidente de la Corte Superior de Lima para un período de dos años: 2009-2010, lapso en el que se convocará a las Elecciones Generales del 2011. La ley concede al presidente de la Corte Superior de Lima una función específica en este proceso de trascendencia política. A Vega Vega le corresponderá dirigir la elección el próximo año del presidente del Jurado Especial Electoral de Lima, autoridad llamada a resolver en primera instancia todas las tachas, impugnaciones y cualquier impase que se suscite en la jurisdicción de Lima durante las elecciones municipales, regionales y presidenciales a la vista.

La facultad es legal e inobjetable, y vale para traer a colación el deslinde entre la función de magistrado que desde 1980 cumple Vega Vega y su anterior militancia político partidaria de la que recalca haberse apartado, pero de la que a menudo hace ostentación y traza evidencias de que tal apartamiento es formal. El artículo 156 de la Constitución Política del Estado es tajante. Establece que “los jueces y fiscales están prohibidos de participar en política”. Es una norma básica para garantizar la independencia judicial. Pero a César Vega Vega, el precepto constitucional parece tenerlo sin cuidado.

El 19 de marzo pasado asistió al cumpleaños de Carlos Roca Cáceres, acto en el que el cumplimentado lanzó su candidatura a la secretaría general del Partido Aprista. En el video difundido por Youtube se le ve ubicado en el estrado de honor. En su discurso, Roca mencionó al magistrado con nombre propio y cargo actual. Y al término de la perorata, batió palmas al estilo aprista.

“Quiero recordar esos años porque eran años donde nadie, ninguno de nosotros, aspiraba a nada. Alan García, nuestro querido hermano, amigo y compañero, formaba parte de nuestro grupo. ¿Quién se iba a imaginar que él iba a ser presidente del Perú dos veces? Ni César Vega se imaginaba que iba a ser presidente de la Corte Superior de Lima. Ni yo me imaginaba que iba a ser embajador del Perú en Italia”, destacó el mismo Roca.

César Vega Vega siempre tiene argumentos para mantenerse al filo de la navaja. “No he tenido participación oratoria en esa reunión. Para mí fue un evento social. Si mi amigo hace política, está en su derecho. ¿Cómo le voy a decir que no lo haga porque voy a saludarlo?”, replicó.

Similar explicación dio a la presencia de Agustín Mantilla en la misa de salud que la colonia huantina, sus paisanos, le ofreció el 20 de julio en la Iglesia Los Huérfanos. Vega Vega y Mantilla presidieron la ceremonia.

Militancia histórica

Más fuerte e intensa es la amistad y el compañerismo partidario que une a César Vega con Alan García Pérez. Se conocieron hacia 1966-1967 en Villa Mercedes, alrededor de Víctor Raúl Haya de la Torre, releyendo “El antimperialismo y el Apra”, tocando guitarra y cantando. Y entre las universidades Villarreal y San Marcos donde estudiaban abogacía y sociología.

En setiembre de 1969, cuando el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado plasmó en realidad las reformas preconizadas por el Apra, Haya de la Torre convocó y seleccionó a 16 cuadros de la juventud aprista, entre ellos Vega Vega y García, con el fin de actualizar el programa y relanzar el movimiento.

Formó el llamado “Buró Nacional de Conjunciones”, que ha renacido 30 años después en unos cuatro comunicados publicados las últimas semanas en diarios con posiciones contestatarias al partido de gobierno. No firma Vega Vega. Pero el Buró se reúne los sábados en su domicilio, informaron fuentes cercanas a los asistentes.

Los dos jóvenes –García y Vega Vega– se graduaron de abogados en 1971. Alcanzaron a hacer juntos sus primeros pininos en la profesión. El 72 García partió a Europa, al igual que Carlos Roca y Víctor Polay, estos dos últimos también integrantes del Buró de Conjunciones. Vega Vega se quedó en Lima a hacer carrera y a combatir al gobierno militar.

En setiembre de 1977, cuando García regresó de Francia, habiendo desposado segunda compañera (Pilar Nores), Vega Vega lo acogió en su estudio, en la cuadra 11 del jirón Carabaya, al costado de lo que era el cine “República”. El ambiente no sólo sirvió de bufete sino de posada para la pareja amiga y correligionaria. Primeros secretarios de su estudio fueron José Antonio Chang, actual ministro de Educación, y Alberto Kitazono.

Al año siguiente García se embarcó en una activa carrera política e integró la Asamblea Constituyente en 1978, en tanto que en 1980 Vega se incorporó al Poder Judicial. Fue juez de primera instancia y en 1985 apenas su compañero Alan García llegó a la Presidencia de la República lo nombran asesor del titular de la Corte Suprema.En noviembre del 86, el mismo Alan lo nombró vocal titular de Lima, a propuesta del Consejo Nacional de la Magistratura.

Sin embargo, durante todo el primer gobierno de García continúo como asesor del presidente del Poder Judicial. El juez supremo Luis Almenara recuerda que en los años 80, Vega presidía la Célula Judicial Aprista. Durante el autogolpe del 5 de abril, Vega fue cesado y se reincorporó en setiembre del 2001 como juez superior, pero siempre laborando en la Corte Suprema. En marzo del 2007, cuando ya García había iniciado su segundo gobierno, volvió a la Corte Superior de Lima, aunque todavía no a la presidencia.

La presidencia provisional la asumió en octubre de ese año, meses después de que el propio presidente Alan García en Palacio de Justicia fustigó al presidente de la Corte Superior de Lima recién electo, Ángel Romero, por la escandalosa sentencia a favor de ex trabajadores del Banco Central de Reserva, lo que originó su relevo.

La crítica de García a Romero benefició a Vega, quien al regresar a la Corte de Lima se había convertido en el juez decano, y como tal asumió la presidencia provisional. Algunos dicen que en esa época hubo un distanciamiento con Palacio, porque al asumir la presidencia, Vega cambió al juez del 31º Juzgado Penal que había dictado orden de detención contra el sobrino del ex presidente Alejandro Toledo, con quien Vega había almorzado días antes. Luego el sobrino fue beneficiado con una pena benigna. Vega es diestro en quedar bien con todos. El 4 de diciembre del 2008 pasó a ser titular en la presidencia de la más importante corte del país. Una última coincidencia con su principal fuente de poder son las críticas al juez Jorge Barreto por no abrir el CPU de Rómulo León.

Promesa incumplida

El 24 de noviembre del 2003 el ex congresista Heriberto Benítez denunció el funcionamiento de un estudio de abogados en el domicilio del entonces vocal supremo César Vega Vega. La oficina era atendido por Ángel Romero Díaz, ex personero legal del Partido Aprista ante el Jurado Nacional de Elecciones y abogado de Luis Duthurburu Cubas, uno de los consejeros financieros de Vladimiro Montesinos. El caso fue investigado por el Congreso de la República y por el Consejo Nacional de la Magistratura y fue archivado.

Lo cierto es que a propósito de esa denuncia, Vega Vega formuló un ofrecimiento público. Dijo así: “Para evitar mayores habladurías y suspicacias cancelaré el contrato antes de fin de año” (Ver el diario “Liberación”, del 26 de noviembre del 2003, página 7).

Al parecer la promesa no ha sido cumplida. La semana pasada, “La República” comprobó que en el tercer piso de la residencia del ahora presidente de la Corte Superior de Lima, César Javier Vega Vega, en el mismo jirón Rosseau 441, distrito de San Borja, sigue funcionando un estudio jurídico.

“El doctor no se encuentra, él atiende en su oficina”, informaron por el intercomunicador.

“Sí, aquí funciona un estudio de abogados. El doctor sale temprano, pero atiende la doctora Adriana. Toque el timbre de la izquierda”, agregó el guardián desde su caseta.

Así se hizo, y el jueves 9 al mediodía se accedió al estudio del tercer piso, un ambiente amplio con más de los 25 metros cuadrados que permite el municipio de San Boja para un negocio de este rubro.

No estaba la titular Adriana Meza Ibáñez, pero su asistente puso en nuestras manos la tarjeta de presentación de la abogada (que está en nuestro poder).

La dirección del estudio de la abogada que se lee en la tarjeta no corresponde a jirón Rousseau 441 sino a Pasaje Abascal 114, oficina 102, San Isidro, que es el domicilio de Adriana Meza con teléfono 422-8435. Los otros dos teléfonos de referencia sí corresponden a jirón Rousseau. ¿Pero por qué el nombre de este jirón no aparece en la tarjeta de presentación?

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