viernes, 11 de diciembre de 2009

BOLIVIA POR TODO LO ALTO

El triunfo de Evo Morales en las elecciones del domingo es una buena señal para la democracia en América. No es sólo el abrumador 63% que él obtiene, pesan también los dos tercios que alcanza en el Senado y asimismo en Diputados.

Por encima de discrepancias ideológicas y políticas, el Perú debe tomar en cuenta ese resultado, y proceder en consecuencia.

Felizmente, tenemos en Bolivia un nuevo embajador, el ex canciller Manuel Rodríguez Cuadros, que sabe de diplomacia y geopolítica y tiene una visión clara sobre las alianzas y bloques que existen o se preludian en América del Sur.

Un punto neurálgico es Venezuela. No se necesita ser chavista para darse cuenta de que el Perú debe tener una evaluación sobria respecto al arco de alianzas que ha forjado Hugo Chávez, y en el cual Bolivia es factor clave.

El presidente Alan García y el canciller, José Antonio García Belaunde, deben comprender que el Perú, por obra de ambos, padece un aislamiento peligroso. Colombia, bajo Álvaro Uribe, un genocida autoritario, no es amigo confiable.

Chile, cuya amistad privilegian García y García Belaunde, está a punto de elegir un régimen más conservador y más antiperuano que el de Michelle Bachelet, lo cual es bastante decir.

El triunfo de Evo es ante todo una victoria de su acción nacionalista, de justicia social y de reivindicación de las masas indígenas y sus instituciones, costumbres y autonomía.

En la balanza de la historia hay que poner al avance electoral de Evo y su Movimiento al Socialismo (MAS). En el 2005, fue elegido presidente con 53.7% de los votos (hoy llega a 63%). Aquella vez, Jorge Quiroga, neoliberal recalcitrante a quien Jaime de Althaus presentaba como la gran esperanza blanca, sólo alcanzó el 28.54% de los sufragios. Ahora ha desaparecido de la escena.

Notable deslizamiento se produce también en las regiones opositoras a Morales. En Santa Cruz, Convergencia llega a 50%, pero el MAS sube a 43%. En Pando, Convergencia tiene 49% y MAS, 46%, casi un empate. En el Beni, Convergencia 55%, MAS 35%. Dos departamentos se pasaron al MAS: Tarija, donde éste llega a 49% y Convergencia se conforma con 40%. En Chuquisaca el volteretazo es abrumador: el MAS llega a 53% y Convergencia baja a 35%.

La victoria de Evo debe de haber herido el hígado de Alan García, el presidente más impopular de América, y de neoliberales como Mario Vargas Llosa.

El novelista sentirá quizás que exageró cuando escribió, poco antes de que el líder boliviano asumiera la presidencia en el 2005:

“Don Evo es el emblemático criollo latinoamericano, vivo como una ardilla, trepador y latero”. Quizás le duela todavía que un escritor español escribiera en El País: ¿No ha sentido Mario que se estaba definiendo a sí mismo?

¡Qué falta de respeto a Evo Morales!

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