Dificultades y esperanzas en el camino. Tenemos que entender, sostiene Simon, que el proceso de descentralización será largo y penoso, pero necesario para construir un país justo, viable y equitativo. Yehude es, actualmente, presidente de la región Lambayeque, cuya gestión cuenta con la más alta aceptación pública.
Por YehudeSimon Munaro.Presidente del Gobierno Regional de Lambayeque
Irreversible. La descentralización que se ha iniciado es un proceso sin retorno. (Foto: Julio Angulo)
Han pasado ya cinco años desde que en el Perú se inició una de las reformas del Estado más esperadas por el mundo provinciano: la descentralización y la esperanza pronta de la formación de regiones. Nada ha sido fácil hasta el momento. La desesperación de nuestros pueblos para resolver sus históricos problemas es una de las primeras dificultades, que se viven en el proceso. Si países como España o Italia han demorado cerca de sesenta años para ir viendo resultados, los peruanos tenemos que entender que lamentablemente este proceso igualmente a ellos será largo, pero que el camino que se va haciendo es el correcto para la propia viabilidad del país y para un desarrollo más justo y equitativo.
Una segunda dificultad que se tiene es la miopía de algunas autoridades regionales que asumen conductas de peligrosas autonomías que polarizan más a los peruanos y alimentan justamente a las mentes centralistas, que frente a tales opciones opinan públicamente contra el proceso y añoran el pasado en la búsqueda de seguir manejándose los destinos del Perú desde la Lima centralista. Claro está que ambas posiciones son nefastas para el país.
AMAMOS LIMA
Si se quiere salvar justamente a Lima, hay que descentralizar. Los provincianos amamos Lima y por ello nos parece sumamente injusto seguir alimentándola con más población, con más fábricas o industrias, con más desigualdades y además una Lima que se apodera de todas las riquezas del mundo interior por culpa de burócratas que no les interesa que esta Lima, por la culpa de estos centralistas, pueda explotar.
Esta es una de las razones por las cuales en el tema de transferencias de funciones no se ha avanzado como debe ser, pues de cumplirse con las metas mucho de esta burocracia que vive de los recursos que deberían gastarse directamente por los diversos pliegos regionales, no tendrían por qué vivir del Estado o estarían cumpliendo otras funciones o finalmente ejerciendo sus tareas en las regiones.
En palabras más sencillas, un gran porcentaje de recursos económicos que los funcionarios de Educación y Salud por ejemplo gastan desde Lima son los recursos que nos debieron transferir para que este gasto sea más eficiente, menos burocrático y más justo.
Una tercera dificultad son todas las barreras que tienen que superar –a pesar del esfuerzo que realiza el Ejecutivo –los gobernantes regionales para realizar las obras más importantes para sus departamentos. Desde el llamado Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), creado cuando no teníamos recursos, hasta llegar, frente a cualquier reclamo en la convocatoria de obras, por una empresa que se sienta afectada, a manos del CONSUCODE, donde los resultados demoran sin exagerar a veces no menos de siete meses, afectando así la gestión. De allí la explicación del descontento popular.
EL SNIP
Aquí también es bueno explicar que los gobernantes regionales no renegamos ni negamos de la importancia del SNIP, lo que buscamos es recortar tiempos y no pasar por las incisivas tijeras de economía, que como si fuera una gran "cualidad" ponen las mayores trabas bajo la cargosa justificación de que buscan una eficiente inversión, pero en realidad lo que terminan haciendo es aparentemente ahorrar dinero, como si este fuera suyo, y a la vez, como sucede con frecuencia, desprestigiar a los profesionales provincianos y con ellos a sus gobernantes. Aclaro que esta no es la conducta de todos pero sí de un número importante de funcionarios.
Esto definitivamente debe cambiar. Hay urgente necesidad de revalorar a los técnicos del interior. Ejemplos de eficiencia
EXISTEN EN ABUNDANCIA
A estas tres dificultades se suma la falta de identidad, y la práctica odiosa de un chauvinismo territorial frente a los vecinos. Pugnas por el agua, que han terminado en enfrentamientos entre peruanos, no es fácil olvidar lo sucedido entre Moquegua y Arequipa; Ica y Huancavelica; Enfrentamientos por espacio territorial: Lima-provincias con Ica. Enfrentamientos por no compartir el canon, etc. Seguimos siendo pues un país adolescente o una nación en formación, como lo señalara Basadre, pese a que muy pronto estaremos celebrando nuestros doscientos años de independencia.
Claro esta, que todo esto es superable. Es nuestra tarea romper el disco duro de los peruanos dependientes mentalmente del país centralista. Tengo, como lo tienen todos los peruanos de buena voluntad, la fe de que este proceso es irreversible. Que a pesar del poco tiempo transcurrido ya tiene sus frutos. Si no se hubiese iniciado este proceso, los provincianos no estaríamos celebrando la realización de proyectos tan grandes como: Olmos, Chavimochic en su tercera etapa, Majes, Chinecas, Alto Piura, Puyango. Recibir dinero del Canon en cantidades impresionantes para Cajamarca, Ancash. Junín, Tacna, Moquegua etc. Los presidentes regionales reunidos con el Presidente de la República, debatiendo sus necesidades, aportando en cada campo, es señal de que el Perú aunque lentamente va cambiando.
PRÓXIMOS PASOS
Está fresca la imagen de los presidentes regionales de todo el país, presentando a inversionistas nacionales e internacionales, sus proyectos de desarrollo por un monto superior a los 39,000 millones de dólares, e invitándolos a invertir, como una forma vital de crear riqueza. Esto no hubiese sido posible con un gobierno centralista.
Los próximos pasos serán vitales y probarán la voluntad del ejecutivo. El reto de la descentralización fiscal y la formación de no menos de dos regiones piloto será el gran paso que garantice que el futuro del país es extraordinario y el presidente García habrá cumplido el compromiso de partir con el logro más importante que la historia peruana registre: un país descentralizado y con menos departamentos, es decir, por fin con verdaderas regiones.
Por YehudeSimon Munaro.Presidente del Gobierno Regional de Lambayeque
Irreversible. La descentralización que se ha iniciado es un proceso sin retorno. (Foto: Julio Angulo)
Han pasado ya cinco años desde que en el Perú se inició una de las reformas del Estado más esperadas por el mundo provinciano: la descentralización y la esperanza pronta de la formación de regiones. Nada ha sido fácil hasta el momento. La desesperación de nuestros pueblos para resolver sus históricos problemas es una de las primeras dificultades, que se viven en el proceso. Si países como España o Italia han demorado cerca de sesenta años para ir viendo resultados, los peruanos tenemos que entender que lamentablemente este proceso igualmente a ellos será largo, pero que el camino que se va haciendo es el correcto para la propia viabilidad del país y para un desarrollo más justo y equitativo.
Una segunda dificultad que se tiene es la miopía de algunas autoridades regionales que asumen conductas de peligrosas autonomías que polarizan más a los peruanos y alimentan justamente a las mentes centralistas, que frente a tales opciones opinan públicamente contra el proceso y añoran el pasado en la búsqueda de seguir manejándose los destinos del Perú desde la Lima centralista. Claro está que ambas posiciones son nefastas para el país.
AMAMOS LIMA
Si se quiere salvar justamente a Lima, hay que descentralizar. Los provincianos amamos Lima y por ello nos parece sumamente injusto seguir alimentándola con más población, con más fábricas o industrias, con más desigualdades y además una Lima que se apodera de todas las riquezas del mundo interior por culpa de burócratas que no les interesa que esta Lima, por la culpa de estos centralistas, pueda explotar.
Esta es una de las razones por las cuales en el tema de transferencias de funciones no se ha avanzado como debe ser, pues de cumplirse con las metas mucho de esta burocracia que vive de los recursos que deberían gastarse directamente por los diversos pliegos regionales, no tendrían por qué vivir del Estado o estarían cumpliendo otras funciones o finalmente ejerciendo sus tareas en las regiones.
En palabras más sencillas, un gran porcentaje de recursos económicos que los funcionarios de Educación y Salud por ejemplo gastan desde Lima son los recursos que nos debieron transferir para que este gasto sea más eficiente, menos burocrático y más justo.
Una tercera dificultad son todas las barreras que tienen que superar –a pesar del esfuerzo que realiza el Ejecutivo –los gobernantes regionales para realizar las obras más importantes para sus departamentos. Desde el llamado Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), creado cuando no teníamos recursos, hasta llegar, frente a cualquier reclamo en la convocatoria de obras, por una empresa que se sienta afectada, a manos del CONSUCODE, donde los resultados demoran sin exagerar a veces no menos de siete meses, afectando así la gestión. De allí la explicación del descontento popular.
EL SNIP
Aquí también es bueno explicar que los gobernantes regionales no renegamos ni negamos de la importancia del SNIP, lo que buscamos es recortar tiempos y no pasar por las incisivas tijeras de economía, que como si fuera una gran "cualidad" ponen las mayores trabas bajo la cargosa justificación de que buscan una eficiente inversión, pero en realidad lo que terminan haciendo es aparentemente ahorrar dinero, como si este fuera suyo, y a la vez, como sucede con frecuencia, desprestigiar a los profesionales provincianos y con ellos a sus gobernantes. Aclaro que esta no es la conducta de todos pero sí de un número importante de funcionarios.
Esto definitivamente debe cambiar. Hay urgente necesidad de revalorar a los técnicos del interior. Ejemplos de eficiencia
EXISTEN EN ABUNDANCIA
A estas tres dificultades se suma la falta de identidad, y la práctica odiosa de un chauvinismo territorial frente a los vecinos. Pugnas por el agua, que han terminado en enfrentamientos entre peruanos, no es fácil olvidar lo sucedido entre Moquegua y Arequipa; Ica y Huancavelica; Enfrentamientos por espacio territorial: Lima-provincias con Ica. Enfrentamientos por no compartir el canon, etc. Seguimos siendo pues un país adolescente o una nación en formación, como lo señalara Basadre, pese a que muy pronto estaremos celebrando nuestros doscientos años de independencia.
Claro esta, que todo esto es superable. Es nuestra tarea romper el disco duro de los peruanos dependientes mentalmente del país centralista. Tengo, como lo tienen todos los peruanos de buena voluntad, la fe de que este proceso es irreversible. Que a pesar del poco tiempo transcurrido ya tiene sus frutos. Si no se hubiese iniciado este proceso, los provincianos no estaríamos celebrando la realización de proyectos tan grandes como: Olmos, Chavimochic en su tercera etapa, Majes, Chinecas, Alto Piura, Puyango. Recibir dinero del Canon en cantidades impresionantes para Cajamarca, Ancash. Junín, Tacna, Moquegua etc. Los presidentes regionales reunidos con el Presidente de la República, debatiendo sus necesidades, aportando en cada campo, es señal de que el Perú aunque lentamente va cambiando.
PRÓXIMOS PASOS
Está fresca la imagen de los presidentes regionales de todo el país, presentando a inversionistas nacionales e internacionales, sus proyectos de desarrollo por un monto superior a los 39,000 millones de dólares, e invitándolos a invertir, como una forma vital de crear riqueza. Esto no hubiese sido posible con un gobierno centralista.
Los próximos pasos serán vitales y probarán la voluntad del ejecutivo. El reto de la descentralización fiscal y la formación de no menos de dos regiones piloto será el gran paso que garantice que el futuro del país es extraordinario y el presidente García habrá cumplido el compromiso de partir con el logro más importante que la historia peruana registre: un país descentralizado y con menos departamentos, es decir, por fin con verdaderas regiones.
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