martes, 29 de julio de 2008

Construyendo la democracia social





Gobernabilidad en estos tiempos. Consolidar el buen gobierno requiere pensar el presente desde el futuro, planificándolo. La gobernabilidad solo puede ser efectiva mediante un auténtico cogobierno democrático que le permita ser eficiente y legítima.
Por Agustín Haya de la Torre. Director Ejecutivo de APCI

Tareas. Se trata de tener ingresos para atender demanda social.

El concepto de gobernabilidad es definido como el equilibrio dinámico que permite que las demandas sociales sean respondidas de forma eficaz y legítima por la administración pública. La eficacia vincula a esta noción con la tradición de la "razón de estado" fundada por Maquiavelo mientras que la legitimidad nos remite a la vieja idea aristotélica de la mejor forma de gobierno.
La modernidad lo ha enriquecido a partir de las reflexiones de los herederos de la Escuela de Frankfurt, como Jürgen Habermas o Claus Offe, quienes señalan que el Estado debe cumplir dos funciones, normalmente en tensión entre sí: la acumulación de capital y la legitimación política. Esto quiere decir que el Estado democrático debe promover las condiciones que permitan la creación de riqueza, que a su vez genere recursos fiscales que se deriven a la sociedad a través del aparato público.
Desde el punto de vista de la izquierda democrática, este es el reto de la gobernabilidad contemporánea. Crear riqueza sin entorpecer el mercado, evitando sus excesos y corrigiendo su tendencia a la concentración para tener los ingresos que permitan atender las demandas de la sociedad. Así afianza su legitimidad.
En este sentido se orientan las tareas del gobierno aprista. Las metas propuestas van a convertirnos en un país de renta media alta, sin analfabetos y con el 90% de la población con servicios básicos. Además la creación de millón y medio de empleos, la disminución de la desnutrición infantil, el seguro social universal, la construcción de viviendas y la masiva inversión en infraestructura apuntan a ese propósito.
La pregunta para algunos es si le corresponde a un partido de ideología social fomentar la inversión y la creación de riqueza. Los viejos socialismos del siglo XIX creyeron encontrar el camino en la estatización de los medios de producción y muchos identifican aún las ubicaciones en el espectro político en función de esa idea. Cuando John Locke, el padre del liberalismo revolucionario, afirmara que "el gobierno es para los individuos y no los individuos para el gobierno", dio la clave para que los derechos fundamentales y la igualdad de oportunidades sean el componente esencial del socialismo democrático. Crear riqueza para quien no la tiene y desde el crecimiento de los ingresos fiscales redistribuirla, es una forma eficaz y legítima de gobernar.
Las políticas de prudencia económica y progresismo social harán que la reducción de la pobreza llegue a 30 puntos el 2011. Y la apertura comercial que nos permite mejores mercados, el aumento de la inversión y el crecimiento del empleo vayan a buen paso.

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