domingo, 29 de agosto de 2010

VALENTIN PANIAGUA UNA ENTREVISTA DE COLECCION

Medio siglo de política peruana bajo la óptica de Valentín Paniagua

Politai es una nueva revista producida por los estudiantes de ciencia política de la Pontificia Universidad Católica. En su primer número de reciente aparición se publica una larga e inusual entrevista a Valentín Paniagua realizada en el 2003. Desde su infancia en Bolivia y Cusco hasta la turbulenta transición luego del fujimorismo, el ex Presidente habla con franqueza incuestionable. Aquí reproducimos algunos extractos de la entrevista gracias a la gentileza de Politai.

Por Eduardo Dargent y Alberto Vergara

El primer gobierno de FBT

¿Cuál es el significado del triunfo de Fernando Belaúnde en 1963?

–En 1963 gana la renovación. La gran sensación del país es que se inicia una nueva época en el Perú. Y en efecto, se inició. Si uno mira la realidad del Perú, antes y después del 63 –y creo que nadie ha hecho una evaluación equilibrada de esto–, llega a la conclusión de que el Perú dio un salto gigantesco en su historia, en su vida política y social. Para comenzar, Cooperación Popular no fue solo un programa del gobierno para movilizar o promover el desarrollo humano. Cooperación Popular despertó al Perú profundo. Cooperación Popular le dio presencia al indio, ahora le dicen campesino, pero era el indio, que por primera vez podía aparecer en la escena nacional para gran disgusto de los sectores tradicionales del país, no precisamente los más conservadores, sino los sectores medios. Eso era ya un salto cualitativo en el país. Cuando en el año 64 se aprueba la ley de reforma agraria, lo importante no es que comienza la reforma agraria, que lo era, sino lo importante fue que se canceló definitivamente el pongaje en el Perú. Recién entonces se produce la liquidación de la servidumbre del indio en el Perú.

El APRA

–Imaginemos que se llevaban a cabo las elecciones de 1968, ¿cree usted que este ímpetu reformista (el del primer belaundismo) podría haberse mantenido con una presidencia de Haya de la Torre? ¿O piensa, más bien, que el Haya de 1968 ya no era el político reformista de años atrás?

–Daba la sensación por la política que siguió en el periodo 63-68 que el APRA había perdido por completo aquel impulso reformista. Después se “izquierdizó” mucho, sobre todo Villanueva. Pero lo real es que ellos se opusieron a todo el proceso de transformación que nosotros nos empeñábamos en impulsar. La reforma agraria fue mediatizada por ellos primero en la ley y luego fue boicoteada en el presupuesto, lo cual era lógico ya que en el Senado y también en la Cámara de Diputados estaban los grandes barones del azúcar y grandes hacendados, de tal manera que la reforma agraria no iba a caminar nunca por obra de ellos. Después, el APRA siguió con su retórica izquierdista e incluso se ha dado el lujo de “derechizar” al resto de personas. Pero lo cierto del caso es que, llegados al poder, no hicieron una transformación especialmente significativa, excepto barbaridades como la estatización de la banca, con los resultados que todos conocemos.

Fujimorismo

–¿Cómo percibe usted el acercamiento del fujimorismo al final de sus días con sectores doctrinariamente conservadores, acaso con personajes conservadores...

–Mire usted, yo no tengo una percepción del fujimorismo bajo esos términos. Yo no he visto a nadie coherente con una filosofía o un pensamiento económico o político, nadie, ni el propio Fujimori. Él ha sido candidato tres veces y en ninguna de las tres oportunidades se le ha escuchado difundir otra idea que no sea la cumbia del chino. Pero ideas coherentes respecto del cambio y la transformación económica no. Imagino que su ideario está en las disposiciones del Banco Mundial.

–Personajes como Francisco Tudela, anticosmopolita...

–Yo tuve un debate tremendo con Tudela en el Congreso. Yo lo reté incluso, le dije “vamos a debatir”, y por supuesto que no aceptó. Pancho es un hombre inteligente y de gran calidad... lástima que hubiera estado metido ahí... no me lo explico.

–O lo de Fernando de Trazegnies también, ¿no? Difícil de entender.

–No, para mí no. Lo conozco desde hace muchos años, desde muchacho. Es un pragmático. Él nunca se ha jugado por nada. En la época en que nosotros luchábamos políticamente él estaba al margen, en una posición cómoda. Todos se arriesgaban pero él no.

Transición

–Una primera cosa que salta a la vista es que, en contraposición a transiciones como las de Chile o España, aquí no hubo capacidad de reacción de las fuerzas armadas ante el colapso del régimen. La caída del régimen parece una estampida de ladrones y bribones. ¿Es esta una impresión correcta?

–Corresponde precisar algunos rasgos. En primer término, yo creo que la fuerza armada del Perú cobró plena conciencia de la gravedad de la corrupción cuando esta fue conocida integralmente, o comenzó a conocerse integralmente, por la difusión de los videos. En segundo lugar, yo tengo la impresión de que la fuerza armada estaba convencida de que sus compromisos con Montesinos y con Fujimori (la famosa acta de adhesión que firmaron todos los altos oficiales que incluso ahora están ahí) iba a funcionar. Obviamente, llegaron a la conclusión de que nada funcionaba si el comandante supremo comenzó por fugarse y el inspirador de todo, que era Montesinos, pasó a ser un delincuente perseguido internacionalmente, susceptible de ser capturado en cualquier momento. Creo que esos son factores que paralizaron a la fuerza armada.

El futuro de la democracia

–Hace un rato hablábamos de esa tendencia casi natural al autoritarismo de las clases bajas y altas y de todo el Perú en general. ¿Cuán vacunados cree que estamos para el futuro respecto a eso? ¿O la tentación autoritaria seguirá seduciéndonos en el futuro?

–Quiero decirles mi preocupación personal ya llegado a cierta edad. Soy ya un hombre mayor. En el año 56, cuando se eligió a Prado, Belaúnde impugnó el resultado electoral y pensamos que con esa impugnación se podía producir el golpe en cualquier momento. Y así sucedió el 62, luego de un proceso igual de discutido. En el año 63, cuando Belaúnde gana las elecciones, yo tenía la absoluta certidumbre de que el golpe no podía producirse hasta que surgió la patraña de la página 11 (…). Vino lo de la devaluación y la demagogia del APRA y del odriísmo. Fue atroz.

En 1980 fue más o menos lo mismo. Pero ese año sí tuve la convicción de que después de esos 12 años desastrosos de dictadura era imposible que los militares pretendieran un nuevo golpe. Y por eso para mí sí fue desconcertante el golpe del 5 de abril. Solo fue posible porque Fujimori estaba en la conspiración, sino los militares no se atrevían. El 5 de abril no es un golpe. Es la traición de Fujimori (…).

Sendero Luminoso

–¿Y el otro rostro de la tentación autoritaria, un proyecto violentista tipo Sendero Luminoso?

–No, ya el clima cambió. Sendero Luminoso y la aventura de los rojos fue posible porque tuvieron diez años de tranquilidad en los que se apoderaron, con la protección del gobierno, de las universidades, sindicatos, etc. E hicieron lo que les pareció en el país con la protección y simpatía del gobierno. Esos fueron los factores que contribuyeron a desencadenar esa experiencia. E incluso ahora nos toca ir a la Comisión de la Verdad. La situación para nosotros ha sido un poco incómoda.


“Yo Le gané a Hugo Blanco”

–¿Es verdad que usted disputó la final de un campeonato de ajedrez escolar con Hugo Blanco?

–Sí, y le gané. Hugo estaba un año antes que yo en el colegio y representaba a la unidad escolar. Él había ganado el campeonato de los colegios nacionales. Me parece que eran solo dos colegios en Cusco en ese momento y yo gané el campeonato de los colegios particulares, y la final la jugamos Hugo Blanco y yo, y le gané. Siempre cultivamos una buena amistad con él hasta que ocurrieron una serie de hechos que lo vincularon con situaciones muy desagradables. Durante unos años no tuvimos diálogo pero nos volvimos a encontrar en el Congreso de 1980, siendo yo miembro de la cámara y él también. Él tuvo siempre un comportamiento amable conmigo, y desde luego cuando fui Presidente tuvo gestos de mucha cordialidad. No lo he vuelto a ver y lamenté mucho que estuviera enfermo en los últimos tiempos.

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