miércoles, 18 de agosto de 2010

Moquegua: ¿región del primer mundo?

FUENTE COLECTIVO OTRA MIRADA

En los últimos días se ha venido discutiendo con respecto al horizonte de tiempo en el cual el país llegaría a estándares de primer mundo. Muchos analistas han sacado pluma y papel y han empezado a proyectar la tasa de crecimiento económico y la demográfica de los próximos años. El objetivo es proyectar el nivel del PBI per capita, compararlo con países desarrollados y obtener el plazo que nos tomaría arribar al primer mundo.

A partir de la teoría del desarrollo económico, el ejercicio de cuantificar el bienestar en una sociedad cuenta con diversos enfoques. Utilizar el PBI per capita como métrica para este propósito se circunscribe solo a uno de ellos: el enfoque productivista que define al ingreso o la riqueza económica como un fin en sí mismo y tiene como objetivo final el eliminar la pobreza monetaria. La lógica subyacente en este enfoque es que si una sociedad tiene mayores ingresos, entonces vive mejor y por ende se está desarrollando. Esta perspectiva queda corta, porque solo se centra en lo que la población tiene o posee (cultura del tener), pero no contempla lo qué está pasando con la población dejando de lado al individuo como un fin en si mismo.

No obstante, la literatura económica ha llevado a relativizar al ingreso como variable-resumen del bienestar y han surgido enfoques alternativos. Entre ellos el más importante es el de las capacidades desarrollado por Amartya Sen cuya idea principal es que el desarrollo consiste en incrementar los grados de libertad del individuo para elegir formas de vivir. Este enfoque, tal como lo señala Giffin “pasa de una visión centrada en las mercancías a una centrada en las personas” (cultura del ser). Para Sen, el ingreso es instrumentalmente importante, pero no intrínsecamente importante.

De forma ilustrativa veamos el caso de Moquegua que es motivo del título del presente artículo. De acuerdo a las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI), en 2009 el PBI per capita en la región Moquegua ascendió a US$ 12,387¹. Si nos circunscribimos a la última clasificación de países realizada por el Banco Mundial (BM)² Moquegua es una región de ingresos altos y en línea con el enfoque productivista una región de primer mundo. ¿Resiste un mínimo de análisis esta conclusión?

Pongámonos en el falso supuesto de que efectivamente el PBI per capita nos aproxima al bienestar económico, surge entonces la pregunta ¿es sostenible el nivel alcanzado por Moquegua en 2009? El resultado de Moquegua reposa esencialmente en la actividad minera (cobre y plata) llevada adelante por una sola empresa y que a la postre depende del nivel del precio internacional de los minerales lo cual no constituye un proceso económico sustentable.

Finalmente, debe quedar en claro que si bien el crecimiento económico es de suma importancia para el desarrollo de un país no es el único camino para este objetivo. Llegar a niveles del PBI per capita de EE.UU., Noruega o Luxemburgo no garantiza una mayor calidad de vida para los individuos. Con esto no queremos decir que haya que dejar de lado políticas de crecimiento económico, sino que este crecimiento debe ir de la mano con políticas que tengan como objetivo “nivelar el terreno de juego”, es decir promover la igualdad de oportunidades en el país.

En ese sentido, es indispensable que la política social en el país defina al individuo como sujeto de derecho enfatizando la universalización del acceso a los servicios fundamentales como salud y educación y de esta forma deje de lado su carácter asistencialista que a la postre puede generar beneficiarios-receptores estáticos de la ayuda social y no ciudadanos con derechos y deberes también.

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