Lo que un día fue...
Antes de que las industrias pesquera y siderúrgica la convirtieran en una ciudad desordenada y peligrosa, Chimbote era una pequeña urbe costera donde la vida transcurría tranquila y los turistas llegaban a vacacionar. Una exposición fotográfica rescata esos buenos viejos tiempos.
Por Raúl Mendoza
A comienzos del siglo pasado Chimbote no era la ciudad caótica en que se transformó después por efectos de la industria pesquera y la del acero, sino un balneario apacible donde los visitantes de otras urbes llegaban para disfrutar de su bahía. En sus playas había por lo menos cincuenta metros de arena, un muelle que podía recorrerse a pie, botes para pasear en sus aguas tranquilas y, por si fuera poco, islas cercanas adornando el paisaje. Era un lugar atractivo, con enorme potencial turístico, que fue avasallado al llegar el “progreso”.
Cuenta Jorge Smith, chimbotano conocedor de la historia del puerto, que en las primeras décadas del siglo XX mucha gente de Lima se iba a Paracas o Chimbote de vacaciones. “Ambas son bahías y tienen playas tranquilas. Pero la suerte de ambas ciudades ha sido distinta”. A fines del siglo XIX, Chimbote era una caleta de pescadores. Más tarde, en los años veinte, durante la construcción del ferrocarril Chimbote-Huallanca, muchos inmigrantes extranjeros llegaron al lugar y con el tiempo se integrarían a la plural y activa sociedad chimbotana. La paulatina transformación en el puerto actual que todos distinguimos por su inconfundible olor arrancaría a mediados del siglo pasado.
Los años previos (y felices) de esta ciudad aparecen ahora condensados en la exposición “Chimbote en blanco y negro”, una muestra con imágenes captadas entre 1920 y 1960. Estas fotografías, que además se hacen públicas por primera vez, dan cuenta de la ciudad antes de su degradación urbana y su deterioro ambiental: costumbres sosegadas como cualquier ciudad-balneario, con alguna opulencia, y puntos de encuentro como la playa, el Hotel Chimú y la Plaza de Armas.
Te recuerdo
“Chimbote en blanco y negro” rescata del olvido una ciudad que ya no existe. La revista Chimbote News.com pidió a los paisanos, a través de internet, que les enviaran fotos antiguas en blanco y negro. El material recogido es singularísimo: se logró bosquejar el retrato de lo que fue la ciudad y la sociedad chimbotana antes de que la transformaran los malos aires del desarrollo pesquero. La muestra la conforman medio centenar de imágenes, pero se ha logrado reunir trece mil fotografías en papel y digitales.
Las imágenes reveladoras salieron del álbum de familia que muchos chimbotanos examinaron en casa. También sirvieron los archivos de fotógrafos ambulantes de los parques y plazas de la ciudad, y las imágenes que chimbotanos regados por el mundo enviaron vía mail. “Hemos conseguido tanto material que podrían hacerse varias exposiciones temáticas”, precisa Jorge Smith. Entre ellas se pueden encontrar tomas de la playa llena de bañistas y el muelle de madera adentrándose en el mar, así como fotos de promociones escolares, reinas de la primavera y familias conocidas.
“En la muestra hay una fotografía de unas reinitas de un centro escolar, de 1944. El día de la inauguración en Lima tres señoras se reconocieron en esa foto”, cuenta Smith. Hay más imágenes: el equipo del club José Gálvez de 1959; los hermanos del Solar y entre ellos el papá de Chemo del Solar; la Plaza de Armas cuando aún no estaba pavimentada y la misma plaza, diez años después, con piso de cemento. También hay fotos del Hotel Chimú y la destrucción dejada por el terremoto del 70. “En esa época Chimbote tenía tres mil habitantes, todos nos conocíamos”, dice Percy Robles, autor del libro El Chimbote que se fue. Hoy tiene 350 mil.
Chimbote conservó esos aires de ciudad menor hasta la década del 50, cuando aparecieron las fábricas pesqueras y poco después la siderúrgica y se terminó la hidroeléctrica del Cañón del Pato. “Con la energía eléctrica se impulsó la industria pesquera y del acero, y empezó a llegar gente de Áncash, La Libertad, Cajamarca. Se amplió el casco urbano y empezó el caos”, reflexiona Robles. En la década del 70 operaban 150 fábricas pesqueras que dañaron la bahía y el medioambiente. Hoy funcionan todavía unas treinta empresas y la siderúrgica. Ya nadie se baña en esas playas de las fotos. Hay contaminación y fango en las orillas. Pero si la realidad no es tan auspiciosa, queda el recuerdo de lo que fue.
Estas fotos traen de regreso una memoria dormida, el perfil lejano de una ciudad ordenada y apacible que miraba al mar.
La exposición
“Chimbote en blanco y negro” nació por iniciativa de la revista Chimbote News.com y de su director Pedro Miranda. Ahí se lanzó la idea de reunir imágenes de Chimbote antiguo para luego exponer las más representativas en distintas ciudades. La exposición de fotografías se presentó inicialmente en Chimbote del 27 de junio al 11 de julio en la sala de arte de la Municipalidad del Santa. En Lima se inauguró la semana pasada y estará hasta el 2 de setiembre en la Universidad de Arte Orval (Av. Primavera 207, San Borja). También será llevada a Los Ángeles (EEUU). Posteriormente se publicará un libro con el mismo título y los ingresos por la venta irán a un fondo para la construcción del Museo de Chimbote, que busca promover el turismo, la cultura y la identidad de esta urbe del norte chico.
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