miércoles, 9 de enero de 2008

¿Y si agarramos al tc por acá y le damos una vuelta por allá?

Mirko Lauer.

Nada más parecido a un golpista que un parlamentario con demasiada imaginación en temas constitucionales. En este tipo de funcionario electo la tentación de legislar más allá del texto constitucional es fuerte. En consecuencia el Tribunal Constitucional es visto como una suerte de competidor desleal, por no decir un enemigo permanente.

No es casualidad que el Congreso donde predominaba el fujimontesinismo se la pasara manipulando y saltándose a la garrocha a la Corte Suprema y al TC. Tampoco lo es que una mayoría del actual Congreso, en la cual pisan fuerte los fujimontesinistas, ande por el mismo camino anti-TC, unos por amnésicos y otros por memoriosos en exceso.

El caso que ha atizado las furias de la bancada aprista contra el TC es importante: un JNE al que ya no le basta establecer quién es el ganador de una elección, sino que ahora además quiere tener la última palabra acerca de sobre qué temas puede votar la población. Es increíble lo que puede hacer la mezcla de tinte y gomina en una cabeza.

Con lógica realmente virola algunos congresistas quieren ponerle límites al poder del TC con el argumento de que por el camino que va terminará legislando. Lo mismo podría decirse de ellos: si no se les pone coto a tiempo terminarán dejándonos sin un TC al cual apelar cuando se vulnere nuestros derechos constitucionales.

O simplemente al cual apelar cuando seamos objeto de una estafa, como lo seremos si resulta que el aporte al Fonavi (un fondo, como su nombre lo indica) no solo no podrá ser recuperado, sino que además no podremos opinar libremente de forma colectiva y vinculante sobre el tema, que eso es más o menos un referéndum.

Si de referenda se trata, alguna encuestadora podría preguntar si nos sentimos más cómodos con la autoridad del TC o con la del Congreso. No se engañen los amigos de la bancada aprista: el desprestigio no es un accidente. Suele ser producto de una línea de conducta que, de atrás hacia delante, la población identifica, recuerda, y lamenta.

No queremos pensar que a poco más de diez años del anterior incidente, poner las decisiones constitucionales en manos de la política más contingente vuelva a ser una bandera unificadora de la derecha en el Perú. Volarse el TC para no devolver el Fonavi a sus aportantes es grotesco, pero por desgracia no es novedoso.

Lo que está haciendo la bancada aprista, además de entorpecer (acaso deliberadamente) conversaciones bien encaminadas entre el TC y el JNE, es convertir el tema de Fonavi en una causa más amplia que el número de sus aportantes. Antes de querer reformar la Constitución sin tener mandato para ello, miren bien la vigaza que le afea el ojo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

NO AL RETROCESO DE LA POLÍTICA DE EDUCACIÓN INTERCULTURAL BILINGÜE

“Desde el gobierno de Sagasti venimos arrastrando recortes presupuestales a la Política de EIB, que tiene impacto directo en la formación y ...