jueves, 17 de enero de 2008

Los archivos del miedo pruebas de que el Peru si formo parte del plan condor



Hurgando en el bien denominado "Archivo del terror" de Paraguay, La República detectó en 1998 las fichas de detención de 20 ciudadanos peruanos arrestados en ese país en los años del Plan Cóndor [1975-80]. Entonces los buscamos por cielo y tierra. El resultado fue una serie de historias que hoy condensamos en estas páginas. Historias que a 30 años de distancia arrojan cada día nuevas luces.

Por Edmundo Cruz


"El archivo del terror" instalado en el octavo piso del Palacio de Justicia de Paraguay contiene 700 mil folios de documentos textuales pertenecientes a la policía política del dictador Alfredo Stroessner. Entre estos: 8,369 fichas de paraguayos y extranjeros detenidos en el marco de la Operación Cóndor. Fichas con el detalle de veinte rasgos físicos de los arrestados, las huellas digitales de los diez dedos de sus manos, más su ideología política.

La ficha número 2682, que reproducimos arriba, fue emitida por la policía política de Stroessner el 19 de junio de 1975. En ella consta el arresto del joven peruano Máximo Rafael Apaza Rojas, de 18 años de edad, detenido ese día en la capital paraguaya de Asunción, "para averiguaciones sobre sus antecedentes políticos". Junto con él fue apresado su hermano Jesús Alejandro, dos años mayor.

Terminados sus estudios secundarios en el colegio nacional Bartolomé Herrera de Magdalena, ambos habían intentado llegar a Europa, pero sus economías no alcanzaron más que para Brasil. De allí se dirigían hacia Buenos Aires cuando el Cóndor los retuvo en Paraguay.

Los hermanos Apaza Rojas fueron interrogados durante trece días y el 2 de julio los expulsaron a Argentina por puerto Itá Enramada. Pero ambos ya habían sido fichados. Los trotamundos peruanos siguieron a Corrientes, Buenos Aires y Mendoza. Siempre armados de su "spray" para el pintado al duco, habilidad heredada de su padre con la que se recurseaban y financiaban su periplo.

En noviembre de 1975, los Apaza Rojas arribaron y se instalaron en Santiago de Chile, su punto crucial. A comienzos de 1976, Jesús Alejandro, el hermano mayor, decidió volver a Lima, mientras Máximo Rafael esperaba acopiar dinero suficiente para regularizar su pasaporte y, sobre todo, resolver su relación sentimental con la joven chilena María Díaz Zamorano.

La joven se embarazó y fue en ese trance que el 13 de noviembre de 1976, a las tres de la mañana, sin que se conozca razón alguna, fue extraído por la policía chilena del domicilio de su compañera situado en la avenida Bulnes 49, departamento 10, Estación Central. De él nunca más se supo, hasta hoy.

ARAPOVICH Y KNESEVICH

Juan Arapovich, croata radicado en Perú, y Juan Knesevich, peruano de origen yugoslavo, entonces de 30 y 25 años, radicaban en Lima, eran ejecutivos de ventas de Multiplastic y Deprodeca y estudiaban Administración de Mercados y Ventas en la Universidad del Pacífico.

Solteros, decidieron viajar de vacaciones a Buenos Aires. Yendo por Santiago de Chile, con 300 dólares la pasaban a cuerpo de rey. Pero en Asunción residía un sacerdote salesiano muy relacionado y muy amigo de Arapovich. Así que optaron por esta última ciudad.

"Nuestra primera estancia en Asunción fue macanuda. Lo más atractivo fue la amistad que entablamos con dos hermanas paraguayas", rememoró Arapovich. Pero, bueno, tuvieron que seguir a Argentina. De vuelta a Lima no resistieron la tentación de una nueva escala en Asunción. Repitieron el plato con las simpáticas paraguayitas. Los problemas comenzaron poco antes de embarcarse a Lima.

Les quitaron sus pasaportes, los detuvieron, por sus apellidos los acusaron de ser yugoslavos comunistas, les preguntaron por qué frecuentaban tanto la casa del capellán de la Fuerza Aérea Paraguaya, cargo del sacerdote amigo de Arapovich.

Fueron recluidos e incomunicados totalmente. Desayunaban mate con pan negro, almorzaban sopa de frejoles agusanados. Allí hubieran terminado si no fuera por una llamada providencial de uno del grupo que logró salir en libertad. Este memorizó los teléfonos de los familiares de los dieciséis presos de su celda. La hermana de Knesevich trabajaba en Naciones Unidas y esto movilizó las gestiones del embajador de Perú en Asunción. Pero nada. Los negaban. Fue necesario que la hermana de Knesevich viajara a Paraguay y llevara ante el propio embajador peruano al joven que había dado la alerta telefónica. Solo así, el régimen de Stroessner accedió a entregar a los desaparecidos.

TRAUMA TURÍSTICO



In situ. El paraguayo Martín Almada, descubridor del “Archivo del terror” y el periodista Edmundo Cruz.

Por su excelente labor como guía turístico, César Augusto Rodríguez Cueva recibió un pasaje de ida y vuelta a la capital paraguaya, de donde pensaba seguir a Buenos Aires. Todo marchaba bien hasta que al llegar a Asunción el 30 de abril de 1975, la policía de migraciones revisó su pasaporte. Registraba tres sellos de ingreso y otros tantos de salida. "Por qué tantas idas y venidas a Paraguay?" le preguntaron. Como estudiante de turismo viajó al carnaval de Río "tirando dedo". Pasó de ida y vuelta por Paraguay. Una tercera vez fue a reconocer la ruta terrestre de un tour Perú-Brasil. Pero la policía no entendió razones y lo detuvieron. El ser estudiante de la Universidad de San Marcos empeoró su situación.

"Me torturaron toda la noche en una tina. Me sentaban al borde con las manos y pies atados y me tiraban al agua, de espaldas. Me ahogaba. No soportaba. Levantaban mi cabeza. ‘Eres comunista, ¿no?’, insistían, y volvían a zambullirme". Hasta que dijo: "Ya, paren, díganme lo que quieren que les responda". Se autoinculpó, pero la policía comprobó que no tenía ninguna relación política. El 25 de julio de 1975 fue embarcado a Lima, con el mismo pasaje que le habían regalado.

LOS VUELOS DEL CÓNDOR SOBRE CIELO PERUANO


Se puede discutir si finalmente, después de la visita del general Jorge Rafael Videla al Perú, en marzo de 1977, nuestro país fue miembro formal o no del sistema Cóndor, pero hay tres hechos objetivos en la historia de esos años que muestran una relación evidente.


CASO MAGUIB

Juan Carlos Maguib, docente argentino de la Universidad Católica de Lima, fue apresado en los primeros días de marzo de 1977 en vísperas de la visita oficial a la capital peruana del presidente argentino Rafael Videla. Se presume que como medida de seguridad pues se vinculaba a Maguib con el movimiento montonero de su país. Fue liberado a los pocos días, pero lo volvieron a arrestar el 15 de abril de ese año, cuando se dirigía a dictar su cátedra. Desde esa fecha nunca más fue visto. ¿Qué tipo de coordinación hizo posible esta desaparición, sobre la que el gobierno militar argentino jamás hizo reclamación pública alguna?

SECUESTRO Y NO DEPORTACIÓN


El 25 de mayo de 1978, dos almirantes de la Armada Peruana de orientación velasquista y once civiles entre dirigentes sindicales, dirigentes políticos de izquierda y un periodista de extrema derecha, fueron detenidos en forma violenta y expulsados a Argentina, en el marco de una extraña figura legal que no fue la clásica deportación. Fueron transportados en un avión Hércules de la FAP enmarrocados a los asientos de la nave, controlados por un pelotón de 40 efectivos armados con metralleta y finalmente fueron entregados en territorio extranjero a autoridades militares de un país ajeno. No se les dejó libres en el país de deportación sino que se les recluyó en una instalación militar remota del sur argentino y se les mantuvo totalmente incomunicados.

Nada de esto habría sido posible sin una estrecha coordinación operativa de los gobiernos militares de Perú y Argentina y sus respectrivos servicios de inteligencia, al estilo Cóndor.


NO TRES SINO CUATRO MONTEROS



El caso del secuestro de los cuatros montoneros argentinos en Lima, en junio de 1980, por un comando militar argentino que contó con autorización de las autoridades peruanas para operar en territorio nacional es un caso extremo de coordinación para acciones de carácter ilegal. La responsabilidad de la autoridad peruana se agrava por el carácter combinado de la operación de secuestro, que se materializó con el concurso de un destacamento peruano de inteligencia en apoyo del comando argentino.

A lo que se agrega el reconocimiento público mediante un comunicado del ministerio del Interior en el que se reconoció el extrañamiento de tres montoneros y no se da cuenta de un cuarto, el metalúrgico Federico Frías Alberca.




VEINTE Y CUÁNTOS MÁS

María Magdalena Gonzales Méndez, estudiante, intervenida el 11 de julio de 1975. Hoy vive en Nueva York. Néstor Perea Alemán, psicólogo, apresado el 14 de noviembre de 1975, se desconoce su paradero actual. Alfredo Ríos de la Gala, 22 años, estudiante de sociología, torturado en el “cuartito azul’, vive en Lima. Carlos Lavini Barba, mecánico, apresado el 14 de noviembre de 1975, falleció en 1988. Jorge Liendo , destacado deportista, apresado en abril de 1976, hoy abogado en Lima. Genaro Carnero Checa, fundador de la Federación de Periodistas del Perú, político de izquierda, no fue detenido pero existen varios documentos de seguimiento en Paraguay y otros países

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