Una oportuna directiva del Ministerio de Educación ha dejado establecido que, a partir de este año, los ensayos para los desfiles escolares se tendrán que realizar fuera del horario destinado a clases. Al mismo tiempo queda prohibido el uso de uniformes de tipo militar y artefactos que representen objetos bélicos durante las representaciones que acompañan a los desfiles. Todo ello para no darle un significado castrense a un festejo eminentemente cívico, como es el saludo a la patria por su aniversario.
De este modo, es de esperar que no se reitere el espectáculo de siempre, que convierte a muchos planteles a lo largo de julio en réplicas en pequeño de cuarteles, con sus estudiantes dedicando largas horas a marchar, al son de pequeñas o grandes bandas de guerra, robándoles al estudio horas que bien podían ser dedicadas a mejor causa. Es que la salida más fácil para los responsables de colegios es rendir homenaje al Perú haciendo de sus estudiantes réplicas de soldados.
Pues ocurre que la práctica del desfile escolar obligatorio no es, ni mucho menos, la mejor manera de recordar a la patria. Al contrario, es la solución más trillada. Puesto que existen otras, mucho más dignas, democráticas y participativas. Formas por ahora minoritarias, pero no por ello menos valiosas. Hacen bien el Ministerio de Educación y organizaciones civiles (entre ellas, Transparencia) en desarrollar campañas para difundirlas y hacerlas más frecuentes.
El viceministro Idel Vexler las mencionó en nuestras páginas: pasacalles para exaltar tradiciones artísticas regionales y nacionales; exposiciones de artesanías, pinturas, grabados con temas alusivos a estas fechas; investigaciones y debates sobre sucesos históricos del Perú; trabajos de cooperación social en ayuda a grupos pobres; siembra y arreglo de jardines; visita a museos y lugares turísticos e históricos, etc.
Hay otras formas de honrar a la patria, fomentar la identidad peruana y exaltar el sentido de pertenencia nacional, formas que nada tienen que ver con desfiles, los mismos que nada dejan a los estudiantes. La conciencia de patria o el mejor conocimiento de nuestras páginas históricas fundacionales pueden desarrollarse de múltiples maneras. Seguimos pensando que para la formación de una cultura cívica y democrática es mucho más importante el conocimiento de nuestros valores y signos de identidad que aporrear el suelo al ritmo de tambores y cornetas. Y nos alegra coincidir en esto con las máximas autoridades educativas del país.
totalmente de acuerdo, ya lo decia un filosofo alemán: Mientras más estatuas de militares haya, mientras más calles con los nombres de caudillos y guerreros,menos desarrollado será el país que los ostenta.
ResponderBorraratte Jesús De la Cruz