domingo, 30 de marzo de 2008

De la Gripe al Infarto (lo que nadie dice la crisis economica norteamericana



“Los subsidios se pierden en los intermediarios. Es más difícil de todo lo que puede parecer”.El economista asturiano Juan Velarde Fuertes (81) ha sido reconocido con todos los galardones relevantes en su país: el Premio Nacional de Literatura y Ensayo (1971), el Príncipe de Asturias (1992), Rey Jaime I de Economía (1996), y Rey Juan Carlos I (2002), entre muchos otros. Aunque aconseja al Tribunal de Cuentas su trinchera siempre fue la Academia. Catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid y temprano defensor del libre mercado llegó a Lima para presentar su libro “Economía Iberoamericana como Drama e Ilusión”. En su agenda destacaba una disertación en el Congreso y otra exposición en la Universidad de Lima. CARETAS lo entrevistó en los salones del hotel Country al día siguiente de su aterrizaje y sin ninguna señal de jetlag. “Cambio la hora del reloj, ceno y ya está”, explica.
–Usted advertía hace cinco años sobre los riesgos del populismo en América Latina. ¿Cómo ve la evolución reciente del continente? –Cuando estuve hace tres años por aquí me dio la impresión de que se abría una gran oportunidad. En estos momentos he pasado a estar preocupado porque el conjunto del sistema económico mundial se está viniendo abajo. Es un hecho. Escuchaba por radio las cotizaciones de la bolsa de Lima y me parecía estar en Madrid, París o Nueva York. Estamos en el mismo cepo y nos hemos quedado ahí. Europa se está desenganchando de una manera tremenda de América Latina. Esto es preocupante. La agenda está en el norte de África, el Oriente Medio y Asia. EEUU puede venirse abajo porque sus problemas son muy, muy serios. Y Asia. Dejando aparte a Venezuela, que es el país cuyas cotizaciones han caído más en los últimos tres meses, todos los países que van a la baja son de ahí. China tiene una inflación del demonio y un serio déficit de trabajadores especializados. Y ojo, el superávit chino es igual que el alemán. No lo sobrevaloremos. Tiene sus problemas y el sistema financiero chino es muy peligroso. ¿Qué pasó en Japón? Tuvo una expansión tremenda pero ya no es el país que está tirando del conjunto del Pacífico. Aquí pueden venir las tentaciones y eso es lo que me asusta. El caudillo populista que viene con demasiadas historias y arrastra a la población a situaciones anteriores. Acabo de ver un informe del Fondo Monetario Internacional donde señala que la volatilidad de esta región es la más fuerte de todo el mundo. Ante cualquier problema financiero el golpe es mayor. De pronto vienen situaciones de auge y luego de fuerte depresión. No quiere decir que lo de ahora vuelva a ser lo mismo pero tampoco es casualidad. Y el riesgo es que las inversiones extranjeras se puedan retraer.
–Usted advierte del peligro que pueden correr inversiones como la española por la escasa estabilidad jurídica de estos países. –Según los últimos Cuadernos de Información Económica editada por la Asociación de Cajas de Ahorros de España, la zona más tranquila en términos de seguridad jurídica, libertad económica y niveles de corrupción es Japón. Luego Estados Unidos y la Unión Europea. El último es África y el antepenúltimo América Latina. También es preocupante.
–Pero el Perú parece tener líneas más claras que sus vecinos. ¿Cómo diferenciarse en ese contexto? –Me parece que Alan García ha pasado de ser un político en busca de votos a un estadista. Cuando dice que no controlará los precios, por ejemplo, eso está muy puesto en razón. El Perú es un lugar serio y positivo. En el ámbito de la región está con otros dos polos: México y Chile. Perú es un sitio que merece la pena pero en estos momentos es muy difícil que se pueda salvar cualquier país.
–Y la inflación golpea cada vez más las plazas de mercado. –El tema me lo ha comentado hasta el conductor que me trajo. Viene en parte por el tema de la importación. Si sube el precio del maíz cómo no va a subir el del pollo. Es automático. ¿Pero qué hacer para bajar los precios? ¿Restringir el crédito? Como están las cosas, si se hace eso mediante el BCR, caray, la que armaría mi lejanísimo pariente Julio Velarde. Si quiero curar una gripe muy intensa, la inflación, produzco un infarto al miocardio. Entonces la hemos armado. En este momento (si se aplican) reformas estructurales serias, fiscales, de rebaja de aranceles, de cambios de hábitos, puede ocurrir cualquier cosa. Cambiar una estructura implica desempleos y reorganizaciones. ¿Ponerse a jugar así precisamente ahora? El tema lo veo duro porque la opinión pública está presionando mucho por el tema de los precios. Sobre todo por el nivel de renta del Perú, que es lo que los economistas llamamos el efecto Engel: conforme baja la renta, el pedazo de lo que ocupas en alimentos es más grande.
–Aquí persiste el trauma hiperinflacionario. ¿Cuánto de psicológico puede haber en la inflación de la calle? –Si hay herencias inflacionarias siempre habrá ese elemento. Yo apuesto a que viene. Almaceno, obtengo crédito porque no pueden cortármelo y espero a que suban los precios.
–Usted no recomienda control de precios de ninguna manera... –¡No! ¡De ninguna manera! Eso origina siempre que la actividad se dirija a otras cosas.
–¿Y recortar el gasto público? –Es el gasto más racional posible. Ahí estoy con el viejo Herr Rosenthal. Cuando le dieron el honoris causa de la Universidad de San Carlos en Guatemala dijo, pero si el conjunto del gasto público en nuestros países es para la gente más pobre: infraestructura, educación, seguridad ciudadana. ¿Cómo cortamos esto?
–Si descarta el control de precios, ¿cómo ve la posibilidad de un fondo de estabilización para determinados productos alimenticios? –Soy escéptico de los subsidios en ese sentido. Eso se genera a través de mecanismos intermediarios. Y si no se ha modificado esos mecanismos, el subsidio se pierde en rentas para ese mecanismo que está en el medio. Subsidiar es más difícil de todo lo que puede parecer. Es el gasto público de más despilfarro. Yo no veo mucha más solución.
–¿Y entonces qué hacer? –En estos momentos viene bien agilizar las importaciones con rebaja de aranceles, lo que siempre fastidiará a los productores locales. Por otro lado, hay países con monedas débiles y que son baratos en muchas cosas. Hay que localizar esos productos.
–¿Cuánto puede durar la crisis mundial? –En la Gran Depresión le preguntaban a Schumpeter cuánto puede durar esto. Y él decía: un señor alquila una casa barata sabiendo que no estaban bien hechos los forjados y, bueno, resulta que al dueño de la casa se le ha ocurrido almacenar explosivos en el sótano. Y como quiere ahorrar las conexiones eléctricas no están metidas en tubos, da chispazos en algunas zonas, incluido el sótano de los explosivos. ¿Cuánto va a durar sin reventar? ¿Entre el primer derrumbamiento y el segundo derrumbamiento eventual cuánto puede pasar? Es imposible de predecir. Pero con los datos que tenemos, por lo menos tenemos por delante dos o tres años muy duros. (Enrique Chávez)
La Guerra de los EconomistasLa dura respuesta del BCR a las acusaciones de un asesor ministerial.
Carlos Adrianzén. Críticas entre bastidores.El Banco Central de Reserva (BCR), responsable del control de la inflación, ha sido blanco de duras críticas de un flanco insospechado: Carlos Adrianzén, asesor del despacho del propio ministro de Agricultura, Ismael Benavides, el sector donde más se disparan los precios. Dice Adrianzén que el BCR “ha soltado liquidez al irresponsable ritmo de 43%” el 2007, alentando el consumo y la subsecuente inflación. Sugiere que la política de “esterilización” –compra de dólares para amortiguar la caída del tipo de cambio– inunda la economía de soles cumpliendo el mismo papel que la nefasta “maquinita” de los 80s. Adrianzén fustiga al BCR a través de su columna semanal en el diario Perú.21.
El BCR sostiene que Adrianzén confunde papas con camotes. En efecto, el crecimiento de la emisión primaria en el 2007 fue 27% –de S/. 13,000 millones a S/. 16,700 millones. Pero la tasa de depósitos en el mismo periodo creció 46%– de S/. 26,300 millones a S/. 38,800 millones. En suma, si bien es cierto que la liquidez aumentó, ello se tradujo en mayores tasas de ahorro y no de consumo. El acelerado cambio de portafolios de dólares a soles a medida que cae el tipo de cambio, así como el incremento de las tasas de encaje dictado por el BCR en diciembre y febrero, explican el singular dinamismo del ente emisor últimamente.
Para el BCR, los fundamentos técnicos de Adrianzén están hasta las patas. “Los bancos centrales, hasta los años 80’s, utilizaron como meta la cantidad de dinero para controlar la inflación. Sin embargo, desde entonces han pasado mayoritariamente a regular la oferta monetaria tomando como referencia la tasa de interés”, explicó Adrián Armas, economista del BCR, el pasado 2 de febrero en El Comercio. Puso como ejemplo el caso de Japón, donde “la base monetaria ha crecido 37% desde el 2000 y el dinero lo ha hecho en 69%, mientras que los precios han acumulado una caída del 1,6%”.
Ambos coinciden en que hay que recortar el circulante, pero discrepan de la gradualidad de la medida. A partir de abril, las tasas de encaje dictadas por el BCR volverán a subir un punto porcentual a 8% y la del encaje marginal de 15% a 20%. El sistema bancario ya sintió la pegada. La tasa de interés activa ha subido de 22,3% a 23,7% entre diciembre y marzo, mientras que la del crédito de consumo de 33,5% a 34,1%.
El BCR busca el encarecimiento del precio del dinero para inhibir gradualmente la demanda, en efecto, un factor inflacionario. Pero Adrianzén reclama que el BCR corte la emisión drásticamente. “Eso sólo produciría una bonita recesión”, aseguran en el BCR.

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