martes, 4 de enero de 2011

¿Salario mínimo o salario de explotación?

Hace unas semanas, se aprobó la “iniciativa” del Presidente de la República de elevar el salario mínimo de S/.550 -estancado desde enero de 2008- a S/. 600. Medida que será efectiva a partir del próximo año.

¿El salario “mínimo” en el Perú es realmente mínimo?

En una sociedad capitalista, la idea del salario mínimo es que éste provea al trabajador y a su familia de los bienes de consumo necesarios que les garanticen condiciones básicas de vida. Estas condiciones deben ser tales que le permitan al trabajador centrarse en su actividad laboral en conformidad a un determinado nivel de intensidad del trabajo.

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el costo de la canasta familiar en Lima asciende a S/. 2,112, pero el valor de la canasta de consumo básico que permite a una familia no caer en la categoría de pobre es de S/. 1,292.

Esto quiere decir que para que una familia aspire a no ser pobre, no alcanza con que dos de sus miembros (padre y madre) trabajen a tiempo completo cobrando el nuevo salario mínimo, sino que un tercer miembro familiar (hijos) debe empezar a trabajar o en su defecto el padre o la madre agenciarse de una segunda actividad.

En rigor con lo expuesto, el salario mínimo no está cumpliendo con garantizar una calidad de vida mínima para el trabajador y su familia. Es por esto que resulta pertinente empezar a llamar a las cosas por su verdadero nombre. Más que un salario mínimo el monto de S/. 600 se aproxima a un salario de explotación. A las cifras nos remitimos.

El caso de Boticas FASA (Farmacias Peruanas SA)

Carlos Mejía en un reciente artículo¹ revela que el pago mensual “básico” de los trabajadores de Boticas FASA asciende a S/. 170 (más información aquí). Situación que lleva a la mayoría de trabajadores a hacer cuantiosas horas extra y hacerse de comisiones con la venta de más productos de la empresa para poder obtener un nivel de ingreso suficiente que les permita subsistir. Ojo que no hay error en la redacción, son ciento setenta nuevos soles mensuales. Menos de la tercera parte del nuevo salario “mínimo”.

Hablamos de Boticas FASA que no es una PYME, sino una de las empresas más grandes, sólidas y rentables no solo del país, sino de América Latina. Es seguro que muchos “analistas” económicos argumentaran que es

gracias a esta política salarial es que Boticas FASA es una de las empresas más “competitivas” en su rubro. Pero, ¿este es el tipo de competitividad que queremos impulsar en el país?El economista Raúl Prebisch fue muy claro distinguir entre los tipos de competitividad en una economía. Por un lado, está la competitividad “espuria”, artificial y engañosa que se sustenta entre otros factores en los bajos salarios reales (Boticas FASA) y en la otra orilla tenemos la competitividad auténtica basada en la innovación, educación, capacitación del trabajador y cadenas productivas.

Una política laboral que propugna un salario “mínimo” insuficiente para cubrir las necesidades básicas de los trabajadores y sus familias y el caso de Boticas FASA (que no debe ser el único) no son una casualidad, sino que denotan la presencia de la competitividad espuria en el país.

Es urgente ir al tema de fondo que consiste en revisar cómo es que se asientan y se configuran las fuerzas productivas en nuestro país y qué rol asume el Estado. Al respecto, debe tenerse en claro que los gobiernos de García y Toledo se han caracterizado por incumplir los compromisos planteados en este tema. Con lo cual el Estado no ha sido el garante de trabajo digno y decente para todos los peruanos. Para muestra tenemos al siempre postergado Plan Nacional de Trabajo Decente. Con miras al proceso electoral ¿volveremos a creer en sus promesas? o apostaremos por otra alternativa

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