domingo, 12 de septiembre de 2010

Crecimiento económico: Un bikini de talla ancha y tiro corto

Vicente Sotelo

Ahora bien: lo que nos debe interesar no es tanto cuánto se crece sino cómo se crece. El análisis cualitativo del crecimiento es indispensable para definir criterios respecto de su capacidad para asignar recursos que garanticen su sostenibilidad en el mediano y largo plazo, que es, a fin de cuentas, lo importante para el país.

El crecimiento económico, a pesar de algunos baches, es uno de los principales logros del gobierno. Sin embargo si aguzamos la vista, encontraremos algunas inconsistencias de fondo, que no las viviremos hoy pero que nos pueden pasar factura mañana. De ahí que usa la frase de un acucioso profesor: las estadísticas son como los bikinis. Veamos por qué.

En los últimos años, las buenas noticias en torno a los resultados del crecimiento económico del país han sido recurrentes, incluso en el periodo de ajuste efecto de la crisis. El último dato, de junio, muestra una tasa de crecimiento de 11,92%. Motivo suficiente para que un conjunto de analistas económicos empiecen a vislumbrar el inicio de un nuevo círculo virtuoso en la economía nacional e incluso pronostiquen el periodo de tiempo en el cual el Perú llegaría a ser un país del primer mundo. En lo que sigue, ofrecemos una breve revisión de los aspectos más relevantes respecto de este tema.

Primero, revisemos bien las cifras. La ya citada tasa de crecimiento anual de junio (11,92%) se debe, en buena medida, al efecto estadístico de una baja base de comparación (en junio del 2008 la economía se contrajo en -2,4%). Si analizamos las cifras en términos desestacionalizados (El método consiste en extraer el componente estacional de la serie de tiempo, es el método más adecuado en periodos de crisis), la tasa de crecimiento en junio fue de 1,2% respecto del mes previo. Para los próximos meses se prevé que este efecto estadístico se mantendrá, por lo que habrá que considerarlo al momento de revisar las cifras.

Primera conclusión. No cabe duda de que la economía nacional se está recuperando, aunque a un ritmo menor del que informan los medios. El manejo de las estadísticas me recuerda una frase del profesor Máximo Vega Centeno: “Las estadísticas son como los bikinis: muestran poco, sugieren mucho, pero guardan lo más importante”.

Ahora bien: lo que nos debe interesar no es tanto cuánto se crece sino cómo se crece. El análisis cualitativo del crecimiento es indispensable para definir criterios respecto de su capacidad para asignar recursos que garanticen su sostenibilidad en el mediano y largo plazo, que es, a fin de cuentas, lo importante para el país.

En esa línea, nuestra hipótesis es que el actual modelo de crecimiento económico es vulnerable. Para probarlo, desarrollaremos el tema en dos ámbitos: el externo y el interno.

Vulnerabilidad económica externa

La reforma comercial y financiera aplicada en la década de 1990 constituye el hecho estilizado más importante de los últimos años en la historia económica del país. Como resultado de esta reforma, nuestro aparato económico asumió un patrón primario-minero-exportador y de servicios con el cual llevamos a cabo nuestro proceso de integración comercial; patrón que mantenemos hasta el día de hoy.

Desde 1990 a la fecha, más del 70% del total de nuestras exportaciones, en promedio, son productos tradicionales, y los productos mineros representan más del 50% del total de nuestras exportaciones. No es nuestra intención restar importancia al rol protagónico desempeñado por nuestras exportaciones no tradicionales (en especial productos textiles y agropecuarios), sino dejar en claro al patrón económico subyacente del país.

Una economía pequeña y abierta como la peruana, que concentra sus exportaciones en productos mineros cuyos envíos dependen de las fluctuaciones de sus precios internacionales, es altamente vulnerable a shocks en estos precios (véase el gráfico 1).

De acuerdo con el gráfico 1, la tasa de crecimiento del país presenta una correlación positiva con el índice de precios de exportación; índice que está compuesto esencialmente por el precio de los productos mineros como el cobre, la plata y el oro. Esta regularidad estadística nos da idea del nivel de exposición económica externa del país. Queda pues claro que una buena proyección del precio de los minerales opera como excelente predictor de la actividad económica nacional.

Es de relevar que nuestro país no posee ningún nivel de injerencia en la configuración de estos precios, que se determinan en el mercado mundial como producto de la interacción entre la oferta y la demanda.

Para cerrar este punto, veamos el efecto del precio de los minerales en el tema fiscal. De la mano con el alza del precio internacional de los minerales, el país incrementó su presión tributaria y experimentó superávits fiscales en el 2006, 2007 y 2008. Luego de la crisis, esta “buena nueva” se desvaneció y los resultados fiscales regresaron a rojo. Incluso, para este año el MEF prevé un déficit fiscal de -1,5% del PBI.

Segunda conclusión. Una fuerte caída o un explosivo incremento del precio de los minerales “condena” al país a procesos recesivos o expansivos, respectivamente. Resulta paradójico que el conjunto de reformas de los años 90, que tenían como objetivo “estabilizar” la situación económica, solo hayan conseguido, a la larga, cambiar la fuente de inestabilidad del país, producto del proceso de reprimarización que experimentó el aparato productivo nacional.

Vulnerabilidad económica interna

Un modelo de crecimiento económico define un proceso de acumulación y de repartición de los recursos que se traduce en un conjunto de relaciones sociales subyacentes en una sociedad. En el caso peruano, los conflictos sociales son el fenómeno social más importante y se han desarrollado en paralelo con la dinámica económica del país. En nuestra hipótesis, los conflictos sociales son definidos como la principal fuente de la vulnerabilidad económica interna del país.

En el Perú se ha experimentado un crecimiento exponencial del número de conflictos sociales (véase el gráfico 2). Más de la mitad de éstos son de naturaleza socioambiental. No es por eso casual que las actividades extractivas (en especial la minería) sean el principal destino del stock total de inversión extranjera directa (IED) que arribó al país en el 2009. Y esta inversión es uno de los puntales del crecimiento económico del país.

Tercera conclusión. El nivel de convulsión social que experimenta el país no es gratuito. La cuantiosa inversión en actividades extractivas, que incentiva el actual patrón de crecimiento, ha sido determinante en este escenario. Resulta en consecuencia imperativo el ejercicio reflexivo, crítico y riguroso respecto de las relaciones de causalidad: modelo de crecimiento-conflictos sociales en el país y el rol asumido por la inversión en este tema.

Finalmente, ¿es el crecimiento económico suficiente para garantizar el desarrollo de una población? La respuesta a esta interrogante depende de lo que entendamos por desarrollo. Si nos circunscribimos a la identidad productivista crecimiento = desarrollo económico, entonces será suficiente. Sin embargo, hay que tener claro que una mejora cuantitativa no es, per se, una mejora, sino solo mayor tamaño. Un cambio cualitativo puede prescindir del cuantitativo, pero esto no sucede a la inversa.

Queda en su agenda, estimado lector, considerar o no estos apuntes al momento de revisar los venideros y siempre publicitados resultados del crecimiento económico. Saque usted su propia conclusión acerca de si se trata o no de una buena noticia.

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