sábado, 9 de enero de 2010

EL MILAGRO CHINO



El desafío de China


 El gobierno de Pekín se concentra en fortalecer el consumo interno para superar la crisis económica. (2) Como consecuencia de la crisis, perdieron el empleo directo millones de trabajadores inmigrantes. (3) China exportó productos por valor de más de 1,218 millones.

Como nunca, el gigante asiático se ha concentrado en fortalecer el consumo interno para combatir la crisis mundial y la insatisfacción interna. A la fecha ha invertido un paquete de 585 mil millones de dólares para la construcción de infraestructura y en proyectos sociales. La crisis se ha convertido en una oportunidad.

La crisis económica y financiera mundial hizo temblar el orden internacional y nos conduce hacia una nueva era. Entramos a tiempos de inseguridad en los que nuevos poderes determinarán la política global. Desde hace tiempo se comenta el traslado del poder del Atlántico hacia el Pacífico. China e India son países que económicamente crecen y abarcan a un tercio de la humanidad. Además, ambos países poseen armas nucleares. Sin embargo, el potencial económico de China es más fuerte y desarrollado y a largo plazo esta situación posiblemente no cambie. China se convertirá en el poder asiático líder y a nivel internacional jugará un papel más significativo.


El dualismo del Boom chino

Sin embargo, China como otros países, se ve afectada por la crisis económica. La ampliación de sus posiciones de poder dependerá en gran medida de cómo trate a la crisis. El crecimiento económico regaló a China un desarrollo inesperado pero al mismo tiempo problemas enormes. Mientras que la región costeña se benefició con más fuerza del Boom económico, las regiones del centro y el occidente permanecieron subdesarrolladas. La diferencia en el ingreso entre la ciudad y el campo es la más grande en el mundo, de 7 a 1. Por esta razón cada año migran más de 130 millones de trabajadores hacia las regiones urbanas ricas de la costa, en busca de ingresos.

China tiene una economía orientada hacia la exportación. La crisis afecta al país con una gran violencia. A comienzos del año 2009 cayeron las exportaciones en más de un 25 %. Aumenta la desocupación y disminuye la disposición de la gente a gastar. Crecen las tensiones sociales y ahora sí se nota la ausencia de una red de asistencia social. La demanda interna, deficitaria debido a la falta de capacidad de compra, es muy baja como para detener este desarrollo. Mucho tiempo se concentró Pekín en convertirse en “la fábrica del mundo” sin ampliar su base de consumo interno.

China necesita por lo menos un crecimiento de 8 % para conservar la paz social en el país. Si el crecimiento cae debajo de este límite, no se podrá ocupar a millones de jóvenes que quieren integrarse al mercado de trabajo. Y esto sí podría conducir a un colapso social, aunque los pronósticos confirman ese crecimiento.

Como consecuencia de la crisis económica han perdido el empleo ya 20 millones de trabajadores inmigrantes. A estos se le unirán cerca de 7 millones de egresados de centros superiores que no encontrarán trabajo. La cuota oficial de desempleo es de 4% la no oficial se calcula en un 9%, equivalente a más de 70 millones de personas. La legitimación del dominio de un solo partido está en juego. Mientras la economía experimentaba un boom y el capitalismo comunista podía amortiguar las tensiones sociales, el Partido Comunista Chino no necesitaba de preocuparse y atemorizarse. La crisis lleva consigo el potencial de protestas masivas. En el pasado siempre hubo protestas que fueron derrotadas violentamente. La estadística oficial registra cerca de 80,000 desordenes locales anualmente. La inestabilidad es una de las cuestiones que más atemoriza o preocupa al gobierno central y puede sacudir su poder. Desde el punto de vista histórico, la estabilidad social es una necesidad para el gobierno en Pekín. En el pasado los gobernantes chinos fundamentaban su derecho a dominar a “un Mandato del cielo”. El derrumbe económico o las catástrofes sociales significaron la revocación de dicho mandato. Por esta razón, kaiseres chinos cayeron o fueron derrumbados por rebeliones campesinas. Junto a las causas internas los gobernantes chinos tienen un trauma político externo. En tiempos en que China estaba debilitada internamente, frecuentemente fue víctima de agresiones externas. Este escenario es improbable que se repita en la actualidad, sin embargo el tema influye en el pensamiento chino hasta ahora.

El paquete chino

El miedo a que la crisis económica se convierta en una crisis política, presiona al gobierno chino a tomar una serie de medidas anticrisis. China ha reaccionado a la crisis con un paquete coyuntural de 585 mil millones de dólares. El dinero deberá ser utilizado en la construcción de infraestructura y en proyectos sociales. A pesar de esto el gobierno chino teme una rebelión de hambre y desesperanza provocada por la creciente desocupación. Precisamente la población rural es la más afectada por la crisis. Más del 40% del ingreso del campo proviene de los trabajadores inmigrantes del campo que trabajan en las ciudades y que apoyan a sus familias que se quedaron en el campo. Estas transferencias se han reducido considerablemente debido a la crisis. Los campesinos están excluidos del sistema social estatal. Desde 1958 el Estado divide al pueblo en los que se aseguran por cuenta propia en el campo y los que el Estado asegura en las ciudades. Quien no posee un pasaporte o carnet de identidad de la ciudad no tiene derecho gozar de los servicios sociales de las ciudades. La situación es precaria especialmente para los trabajadores inmigrantes del campo, muchos de los cuales tuvieron que vender sus terrenos para emigrar a la ciudad, y no pueden regresar al campo y de esta manera conforman una masa con potencial de protesta.


Por esta razón, Pekín se concentra en fortalecer el consumo interno como medio para superar la crisis económica. Descargas impositivas, facilitación del otorgamiento de créditos y subvenciones deben de favorecer a la población del campo. En el 2009 se utilizaron 16 mil millones de dólares en subvenciones sólo para el apoyo a los precios del trigo.

El gobierno quiere apoyar a la industria automovilística y la de acero, las cuales sufren especialmente los efectos de la crisis, con medidas como las reducciones de impuestos en la compra de autos y el facilitamiento de medios financieros estatales para el desarrollo y producción de autos que dañen menos el medio ambiente.

A ello se le agrega el aumento de la pensión para jubilados estatales y de sueldos a 12 millones de maestros. El sistema de salud deberá ser reorganizado con el objeto de que gente ahorre su dinero en caso de emergencia y los utilice en el consumo diario.

EE.UU., el gran mercado del “Gigante”

China esta en la capacidad de realizar medidas de reactivación, pues posee reservas en divisas de más de 2 billones de dólares americanos. Por otro lado, China tiene sus manos atadas ya que si reduce sus reservas en dólares contribuiría a una caída del dólar y lo cierto es que esto no le conviene a China porque los Estados Unidos son su segundo importador de productos más importante después de la Comunidad Europea.

En el año 2007 China exportó productos por un valor global de más de 1 billón 218 mil millones. El porcentaje de ventas a Estados Unidos fue del 19,1 por ciento. De ningún otro país importaron los EE.UU. tantos productos y mercancías.

La recuperación económica en Asia se basó en determinada medida en el consumo estadounidense financiado por créditos y la austeridad asiática. Después del reventón de la burbuja financiera en los Estados Unidos y el inicio de la desaceleración económica global, China teme el total colapso de la moneda norteamericana.

Washington intenta estabilizar su economía con sumas cada vez más grandes de dinero. Al multiplicar la masa monetaria a través de las bajas del la tasa de interés y la edición de nuevo dinero se corre el riesgo de una masiva devaluación del dólar. El Banco emisor (FEB) ya anunció la compra de títulos de hipotecas aseguradas por un valor de 750 mil millones de dólares para liberar a los bancos de sus títulos de valores “basura”. Además, el FED quiere emitir bonos estatales a largo plazo por un valor de 300 mil millones de Dólares.

De este modo, serán emitidos más de un billón nuevos dólares americanos al mercado monetario orteamericano. Esto deberá resucitar el estancamiento del sistema de circulación financiero. A corto plazo este es un medio para estimular a la economía. A mediano plazo esta política puede convertirse en un boomerang por los riesgos de inflación que implica. El dinero creado no corresponde a valores reales. De está manera existe la posibilidad de que el dólar colapse y que esto conduzca a una bancarrota de los Estados Unidos.

Dirk Herrmann y Rubén Cárdenas
Colaboradores




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