sábado, 26 de septiembre de 2009

La Sunat no es un banco


Mientras la crisis viene erosionando la recaudación tributaria por octavo mes consecutivo, la morosidad en el pago de impuestos sigue aumentando. La cifra de adeudos que reveló la Sunat esta semana equivale a algo así como un tercio de las reservas internacionales del país. Motivo de más para el inicio de una cruzada.
Manuel Velarde, jefe de la Sunat, ha hecho notar que la gran bola de nieve de la morosidad tributaria es una situación acumulada de bastante tiempo atrás. En esta idea viene implícita otra: que el organismo no se pudo volver un más eficaz perseguidor de evasores y morosos al mismo ritmo que el del crecimiento de la economía.
La historia es conocida. Los morosos más grandes son también los más influyentes y los que más recursos tienen para ir posponiendo indefinidamente la hora de los loros. Financiarse con el dinero de la Sunat es una práctica clásica de muchos vivos empresariales, en especial los que tienen alguna forma de peso específico.
En la teoría el moroso no es un delincuente, como sí lo es el evasor. En tiempos de dificultades económicas puede ser natural que la Sunat corra la suerte de los demás acreedores, como se puede ver en cualquier caso de Indecopi. Pero venimos de un decenio de muy buenos negocios en el país, y en esa medida de muy buena recaudación.
La Sunat ha sido desde su creación, hace 18 años, un cobrador severo, allí donde ha podido. Pero en una sociedad con poca cultura tributaria la Sunat vive en una paradoja: cobrarle a la minoría de los infractores muy grandes es difícil y cobrarle a una mayoría de pequeños infractores es laborioso, es decir costoso.
La idea de que es posible cobrarles manu militari a los evasores o deudores más grandes, y con ello hacer ejemplo con los demás (como en la frase de Mao Tsetung “Mata a uno y asusta a 10,000), nunca ha pasado de ser una leyenda urbana. Al mencionar a 10 deudores top que deberían vomitar unos mil millones de soles, Velarde se ha puesto en esa perspectiva.
El otro santo grial de la recaudación es la famosa ampliación de la base tributaria. Es decir que los contribuyentes identificados les paguen el almuerzo a cada vez menos informales. Algo se ha avanzado en este terreno con los años, pero la ley de los grandes números sigue siendo implacable, más todavía en un periodo de relativa bonanza.
Sería importante que la Sunat relajara algunos aspectos del secreto tributario. Por lo menos para dar a conocer de manera ordenada y prominente los casos sancionados que se vayan dando. Incluso ciertas categorías de deuda tributaria irrecuperable podría figurar en la red. Esta no es una actividad donde se deba decir el milagro pero no el santo.

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