domingo, 25 de abril de 2010

Y TU ¿CREES EN LOS OVNIS?

 Radio en la otra dimensión


Todos los fines de semana un programa de radio invade Lima. Se trata de “Viaje a la otra dimensión”, un espacio que toca temas como apariciones fantasmales, la presencia de ovnis en nuestro cielo y la posibilidad de que existan fuerzas demoniacas que atormentan al ser humano. Esta es la crónica, no exenta de misterio, de una de sus emisiones.

Por: Rafael Robles

Fotos: Eduardo Cavero

7:55 pm

Esta pequeña y fría cabina de radio es una nave espacial. Un portal abierto por donde circulan historias que muchos consideran burdas invenciones de la imaginación humana: ovnis, fantasmas, entes del más allá y presencias demoniacas. Faltan cinco minutos para el inicio del programa y de la tripulación solo encontramos a su productor, un joven llamado Edgar Enríquez, que nos invita amablemente a tomar asiento y esperar.

Pronto hace su ingreso un personaje que tranquilamente podría pasar como un hombre de oficina. A decir verdad, lo es: Anthony Choy trabaja como abogado pero lo suyo es, qué duda cabe, la ufología, ciencia que lo apasiona desde hace once años. También, los sábados y domingos, es conductor de “Viaje a otra dimensión”. Por suerte, todavía queda tiempo para un par de preguntas.

–¿No le preocupa que estos temas sean generalmente vistos con incredulidad o en tono de burla?

–Lamentablemente los medios de comunicación, cuando pasan estos hechos, lo hacen de una forma tergiversada. Para empezar tienen que saber que aquí no entran ni brujitas ni chamanes. El enfoque es serio y busca conciliar lo científico y lo intuitivo. Por ejemplo, hace poco hicimos una psicofonía (sonidos que quedan registrados en grabadoras y que son interpretados como la voz de los muertos) de media hora en un lugar con actividad paranormal. Fuimos con nuestro equipo especial y se grabó ruidos de caballos, gente gritando, niños y alguien que gritaba “asesinos, asesinos”.

–¿Y el miedo dónde queda?

–O nos asustamos o nos fascinamos. Aquí estamos haciendo algo muy parecido a los “Expedientes Secretos X”.

8:00 -8:15 pm

Lo primero que llama la atención es la cantidad de veces que suena el teléfono una vez iniciado el programa. Los limeños están ansiosos por contar su historia y por encontrar un interlocutor que por fin los tome en serio. El programa de hoy se titula “¿Nos están vigilando? Los astrónomos y el fenómeno OVNI”, pero eso no impide que decenas de personas aprovechen la oportunidad para contar experiencias que no necesariamente tienen relación con la vida extraterrestre.

–Acabo de ver un OVNI con forma de cigarro volando por la Javier Prado, como yendo rumbo a Santa Anita–. La voz es de una señora de nombre Rosario. Con mucha calma, Anthony Choy le pide más detalles sobre su avistamiento. Le pregunta de qué tamaño es, si tiene luces, cuál podría ser su velocidad y el tipo de vuelo que realiza este objeto desconocido. La oyente parece nerviosa y vuelve a hacer hincapié en que el objeto observado tenía la forma de un cigarro, como si estuviera encantada por su analogía entre un Marlboro light y una nave intergaláctica de alta tecnología. No hay nada más que hacer ni agregar. Se da paso a la siguiente llamada.

8:50 pm

En el transcurso del programa el teléfono no para de sonar. Un radioyente de nombre Alejandro afirma que la presencia de los extraterrestres es negada por los políticos para no despertar la alarma general en la población. Poco después, José, de San Martín de Porres, monologa acerca de las “casas embrujadas” y Gustavo, de Puente Piedra, le sugiere a Anthony Choy que investigue más sobre un tema que particularmente lo obsesiona y que debería ser, según él, de interés común: los reptilianos, una especie invasora, capaz de adoptar formas humanoides y que tendrían entre sus filas a los ex presidentes norteamericanos George W. Bush hijo y Bill Clinton.

“Hagan vigilias en los cementerios antiguos y lugares desolados, pe”, aconseja Gustavo.

9:44 pm

“Hola, soy Francisco, el que te contó de la chica que vomitó sapos en un balde”, es el insólito (y risible) saludo de uno de los “caseritos” del programa. “Sería obtuso pensar que solo existimos nosotros, habiendo tantos planetas como arena en el mar”, sugiere Renato. “Mi hermano ve a alguien o a algo. La computadora se prende sola y el teclado escribe solo. ¿Qué hago? ¡Tengo miedo!”, suplica Jackie, a quien francamente se le escucha aterrada.

Anthony Choy intenta darles a todos la sensación de no estar solos en estas vivencias. Para él, al igual que para muchos, es una certeza que aquellos secretos que el resto de la gente califica como locuras, son en realidad una de las tantas verdades ocultas que tarde o temprano saldrán a la luz.

10:10 pm

Hasta este momento dos físicos de la UNI y aficionados a la astronomía han esperado pacientemente en la pequeña recepción del edificio. Se llaman Mario Zegarra y Edgar Castro, los dos invitados de la noche. Una vez en la cabina, lo que hacen es demoler todas las teorías de presencia extraterrestre en la tierra. En otras palabras, se echan abajo los relatos de los oyentes y cumplen eficazmente con su rol de científicos escépticos y racionales. “La tierra está perdida en una galaxia con más o menos 400 mil estrellas. No creo que todos los extraterrestres estén tan interesados en visitar este pequeño mundo”, afirma Mario Zegarra. Su compañero, Edgar Castro, agrega que “es un hecho que en el cielo hay objetos que no podemos reconocer, pero de ahí a pensar que estén tripulado por existencia de otro planeta, es algo muy diferente”.

10:40 pm

El momento en el que Adrián, un barranquino que confesó haber conversado con un extraterrestre (al que describió como un hombre plateado de metro noventa), fue ridiculizado por Mario Zegarra, el programa estuvo cerca de caer en la ofensa. “Con mucho cariño, creo que el oyente debería ir a un psiquiatra. La idea del ente de otros planetas con formas humanoides me hace pensar que no tenemos la suficiente imaginación como para suponerlos de otras maneras”, se quejó Zegarra.

–¿Acaso no cree que estemos siendo visitados por vidas de otros planetas?, le preguntó Anthony Choy, intentando defender a su oyente y de paso a la razón de ser de su programa.

–No, porque no existen pruebas lo suficientemente extraordinarias como para respaldar un hecho tan extraordinario como este –fue la respuesta del escéptico invitado. Las llamadas se multiplicaron. Todas, hay que decirlo, con un resultado similar al que se obtiene cuando golpeamos un globo de agua contra una aguja de coser.

11:05 pm

En el edificio solo quedamos nosotros. El programa ha terminado y las únicas luces prendidas son las del cuarto piso. En la cabina Anthony Choy continúa conversando con sus invitados. Antes de salir Edgar Enríquez, el joven productor, nos revela que también aquí suceden cosas extrañas. “Si te quedas hasta muy tarde una niña se te aparece”, nos advierte. No le hacemos mucho caso. Tomamos el ascensor con destino al sótano, pensando que probablemente los físicos Mario Zegarra y Edgar Castro ganaron la batalla de lo racional contra lo intuitivo.

Lo insólito, sin embargo, vino después, cuando el elevador cambió intempestivamente de rumbo y subió, raudo y sin mayores explicaciones, hasta el piso seis. Al abrirse las puertas descubrimos, con sorpresa, que en ese piso no había nada más que oscuridad y algunos materiales de construcción entre las sombras. Incomprensible que alguien pueda llamar al ascensor desde ahí. Las puertas se cerraron solas e inmediatamente presionamos el botón que nos llevó finalmente al sótano. “O nos asustamos o nos fascinamos”, es la premisa de Anthony Choy antes de enfrentarse ante lo desconocido. Nosotros, definitivamente, elegimos lo primero.

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