viernes, 22 de junio de 2007

¿Descubierta la tumba de Jesús?


¿Descubierta la tumba de Jesús?

El 26 de febrero de 2007, decenas de medios de comunicación acudieron a la Biblioteca Pública de Nueva York para asistir a una rueda de prensa, convocada por el célebre James Cameron (director de películas como Titanic o Terminator).
Sin embargo, el gran despliegue mediático no se debía al estreno de una nueva superproducción de Hollywood, sino al anuncio de un descubrimiento sorprendente y desestabilizador: el hallazgo en Jerusalén de una tumba con los supuestos osarios de Jesús de Nazaret, los de su presunta esposa, María Magdalena y los de su hijo Judah, además de los restos de otros personajes que también pertenecerían a su «familia».
Cameron se presentó al acto acompañado por el periodista canadiense Simcha Jacobovici y por varios expertos en diversas materias: especialistas en el Nuevo Testamento, arqueología e incluso estadística. Delante de ellos y frente a las cámaras de los periodistas, descansaban los supuestos osarios de Jesús y la Magdalena.
Una vez iniciada la convocatoria, Cameron anunció: «Creo que es la noticia arqueológica más importante del siglo. No es un truco publicitario. Forma parte de un plan bien estudiado para revelar esta información al mundo de un modo que tenga sentido, con la documentación apropiada».
El cineasta explicó que los detalles sobre el descubrimiento se ofrecerían durante la emisión el 4 de marzo de 2007 de un documental –producido por él y dirigido por Jacobovici– titulado La tumba perdida de Jesús, en la cadena de televisión Discovery Channel. En España el documental se emitió finalmente el 18 de marzo bajo el título de El sepulcro olvidado de Jesús.
Las 'evidencias'
Los osarios presentados en Nueva York –y otros ocho más, datados todos ellos en el siglo I d. C.– fueron descubiertos en 1980 en el barrio de Talpiot, al sur de Jerusalén, durante las obras de construcción de un edificio de viviendas. Los sarcófagos fueron hallados en el interior de un «panteón» –aparentemente propiedad de una misma familia–, y seis de ellos poseían inscripciones sobre sus propietarios.
Precisamente, el análisis epigráfico es uno de los «puntos fuertes» de la tesis defendida por el documental. En uno de los osarios, de aspecto modesto, los expertos consultados por Jacobovici y Cameron creen haber identificado la frase aramea «Yeshua bar Yosef», que significa «Jesús, hijo de José». Otro de los osarios porta una inscripción más escueta, que reza, esta vez en hebreo, «Miriam», es decir: «María».
Ésta no sería otra que la madre de Cristo. El tercer y cuarto sarcófagos llevan, a su vez, las inscripciones «Matia» (Mateo) y «Yosef» (José), que serían dos de los hermanos de Jesús que, según la interpretación de algunos estudiosos, aparecen mencionados en el Nuevo Testamento. Un quinto sarcófago perteneció a «Judah», el supuesto hijo de Jesús y, finalmente, el último osario con inscripción –un bella pieza decorada con flores de seis pétalos– rezaría, en griego, lo siguiente: «Mariamene e Mara».
Según Cameron y Jacobovici, esta epigrafía aludiría a María Magdalena. Para validar tal afirmación, los autores del documental se apoyan en la tesis de François Bovon, un profesor de la Universidad de Harvard que, tras estudiar un texto griego del siglo IV d.C. titulado Actos de Felipe, defiende que «Mariamene» es el auténtico nombre de la Magdalena.
Conscientes de que la investigación epigráfica no constituía una prueba sólida por sí misma, Cameron y Jacobovici buscaron más evidencias para respaldar su teoría. Así, decidieron encargar pruebas de ADN sobre pequeños restos orgánicos recogidos en los osarios de los supuestos Jesús y María Magdalena. El análisis, realizado en una universidad canadiense, determinó que esos dos individuos no compartían lazos de sangre. Aquello, según el documental, era una prueba de que las dos personas habían sido pareja, pues de otro modo no tendría sentido que estuvieran en la misma tumba familiar.
Por último, el cineasta y el periodista solicitaron la ayuda a un experto en estadística, Audrey Fenergerger, para que determinara las probabilidades de que aquellos seis nombres aparecieran juntos en la misma tumba. Según Fenergerger, y siendo «conservadores» con los resultados, había sólo una posibilidad entre seiscientas de que aquella no fuera la tumba de Jesús…
Para terminar de complicar el asunto, Jacobovici aseguró que una investigación más profunda podría demostrar también que el llamado «osario de Santiago» (ver recuadro) estuvo en su momento en la misma tumba, lo que apoyaría la teoría defendida en el documental. «Si el origen del osario de Santiago pudiera ser rastreado hasta esa tumba de forma definitiva, entonces no habría duda de que ésta es la tumba de Jesús de Nazaret y su familia», aseguró.
De ser cierto, el descubrimiento presentado por Cameron y Jacobovici tendría unas consecuencias incomodas para la fe cristiana. Por un lado, la afirmación de que uno de los osarios albergó los restos mortales de Jesús parece enfrentarse directamente con el relato del Nuevo Testamento, que asegura que Jesús resucitó y más tarde ascendió a los cielos.
Por otra parte, el documental defiende el matrimonio de Jesús con María Magdalena –en una línea similar a la popularizada por El Código da Vinci– y que ambos tuvieron un hijo llamado Judah, una teoría enfrentada a la versión neotestamentaria. Sin embargo, el director del documental quiso «suavizar» tales consecuencias.
«Las implicaciones son enormes», reconoció Jacobovici. «Pero no necesariamente como la gente cree. Si Jesús resucitó en una tumba, también pudo hacerlo en otra», argumentó. Algo similar mantiene Stephen Pfann, experto en textos bíblicos de la Universidad de Jerusalén. «El documental no niega que Jesús se levantara tras su muerte en otra tumba», aclaró Pfann. «Esta tumba no niega la resurrección. Sin embargo –matizó– sí constituye un desafío a la creencia cristiana de la ascensión de Jesús a los cielos».
Duras críticas
A pesar de la aparente seriedad que sus autores han pretendido otorgarle al documental, lo cierto es que la mayor parte del mundo académico ha rechazado sus afirmaciones de forma contundente. Uno de los críticos más duros ha sido Amos Kloner, arqueólogo de la Autoridad Israelí de Antigüedades y director de la excavación de la tumba de Talpiot.
El primer «ataque» de Kloner se dirige a la lectura de la inscripción del «osario de Jesús», uno de los «pilares» de la polémica tesis. En su opinión, dicha inscripción no es lo suficientemente clara, por lo que resulta muy difícil determinar qué dice con exactitud. Esta misma crítica la realizó también Pfann después de examinar fotografías en alta resolución del osario. «No creo que diga Yehoshua. Dice Hanun o algo por el estilo», aseguró tajante.
Pero incluso aunque dijera «Jesús», no sería concluyente, puesto que se han encontrado otros muchos osarios que también citan a un «Jesús, hijo de José». Además, Kloner añadió otro detalle que, en su opinión, también invalida la teoría: la tumba perteneció a una familia de clase media-alta. «No acepto la identificación con la familia de María y José, los padres de Jesús, ni que éstos tuvieran una tumba en Jerusalén. Según las escrituras, ellos eran pobres».
Para finalizar, el arqueólogo atacó la metodología utilizada, «carente de los estándares arqueológicos» y acusó a los autores del documental de buscar únicamente un beneficio televisivo. Otro experto, Dov Ben Meir, un conocido arqueólogo israelí, también coincide en las críticas, y declaró que las afirmaciones vertidas en el documental eran «tonterías». Cuando la prensa consultó a Pfann sobre la fiabilidad de la teoría, el experto contestó: «en una escala del uno al diez, posiblemente le daría un uno, quizá un uno y medio…»

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