viernes, 10 de octubre de 2008

POR LA PROMULGACIÓN DE LA LEY DE CARRERA JUDICIAL: ESPERANDO AL PODER EJECUTIVO


Gran responsabilidad entre manos. El Congreso de la República, luego de largas sesiones en la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, y en el Pleno, dejó expedita al Poder Ejecutivo (y por segunda vez) la autógrafa de la Ley de Carrera Judicial. Así, está en manos del Ejecutivo, no sólo dar el paso histórico de terminar de gestar la ansiada Ley de Carrera que dote de mejores garantías jurídicas a nuestros jueces; sino que además, este poder del Estado tiene ante sí la más clara oportunidad de demostrar una clara apuesta (o el más claro entrampamiento) por la reforma institucional de la Justicia. ¿La perderá?
Los motivos, para promulgar la autógrafa de la ley, además de la extensa espera en el tiempo y la conveniencia de no perder esta oportunidad, son muchos (ver: La carrera judicial y la responsabilidad del ejecutivo por promulgar una ley que cae de madura). Cierto es que la ley no es perfecta, pero en relación a la inidónea y desordenada regulación con la que contamos (y de la que dependemos ahora, sólo por la voluntad del Ejecutivo), la autógrafa representa una norma superlativamente superior. Entre sus bondades está no sólo el ser la primera normatividad ordenada, coherente y sistemática sobre el estatuto del magistrado; sino también, la consolidación de los avances significativos en materia de selección de magistrados realizados por el CNM; la superación del inicial mecanismo de las ratificaciones y la mejora del sistema de faltas y sanciones del control disciplinario.
Es tiempo, pues, de culminar este estructural paso en la reforma de la justicia en el país. Mucho se hizo desde la sociedad civil, los propios poderes del Estado como el Congreso de la República y el mismo Poder Judicial, para perfilar el consenso alcanzado. La marcha no fue fácil, y por ello mismo crece la responsabilidad del Poder Ejecutivo. Se han indicado ya algunas contadas y presuntas inconstitucionalidades de la regulación aprobada, las mismas que bien pueden ser el siguiente paso a llevarse a cabo (es decir, modificarse), una vez aprobada la tan esperada Ley de Carrera Judicial; de lo contrario, cabe el riesgo (casi certero) de volver todo el esfuerzo a cero por quién sabe cuánto tiempo más. Esperamos, por el avance de la reforma, que el Ejecutivo culmine esta reforma estructural, al dar cuenta que realmente hay muy poco que perder, y mucho, mucho más que ganar.(Cruz Silva Del Carpio)

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