Hay todo un debate en torno a quien tiene la razón, y también
de quien es más que otro, ya sea económicamente,
u a nivel académico, hay quienes etiquetan a las personas, y con o sin intención muestran su lado más reaccionario,
antidemocrático tal vez allí encontremos porque aún no somos el país que soñamos.
Plaza de Armas de Huancayo - Agosto del 2016 |
Nuestro país no necesita de jóvenes que con la excusa del progreso sean capaces de vender su profesión, su
dignidad, basta ver de qué puede ser un
carro costoso o una vivienda
u objeto material de que presumir;
si ellos son personas de las cuales se pueda aprender algo para la vida,
si son gente que lee u hace algo
concreto por los demás, si gozan de paz interior o a su alrededor, es tiempo de preguntarnos entre los jóvenes si también nos queremos mercantilizar, y ser tratados como meros objetos a los cuales el marketing y
los medios de comunicación puedan
moldear a su mejor parecer.
Hay que disfrutar de la vida,
en las cosas cotidianas
como ver el amanecer, y el
juego de las sombras del
sol, conocer los pueblos y sus costumbres, porque son tradiciones que se han conservado cientos
de años, y sirvieron para darle sentido a la
vida, el ser humano siempre necesitara creer en algo, y vivir por algo, y es tiempo de decirle a
muchos que también existimos lo que estudiamos
para formar conciencia y
eventualmente poner en práctica lo aprendido, pero jamás, para por ello
creernos más que otros, o que el centro
de estudios donde fuimos es mejor y por
tanto, nada de eso es cierto ya
que el un gran profesional y persona depende de uno mismo básicamente.
También decirle
a tanto yoyista
y egocéntrico que la
verdad nos parecen muy patéticos y nos dan lastima, pues con su afán de mostrarnos
sus “logros” o su modo de vida
dizque superior, solo nos dan pena, porque nuestro es diverso y en cada cosa hay algo de historia de
cultura, de magia, por fuimos y aun
somos en esencia una nación andina, que entiende su religiosidad en
la naturaleza, es
hora de hacer una autocrítica es vernos adentro, de si tiene sentido hacer todo por dinero y
reconocimiento, o si aprovechamos
nuestro corto tiempo de existencia para vivir
cada momento, con la familia, con los amigos, con los animales, con viajas
y cuanta experiencia nos
haga ir contracorriente de un mundo
cada vez más complicado, pero en donde
es posible vivir y trascender sin perdernos a nosotros mismos.
Wilmer Castillo
Catac, 02 de octubre del 2016
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