lunes, 16 de noviembre de 2009

Mozo, hay un espía en esta sopa

Mozo, hay un espía en esta sopa

La relación Perú-Chile en su momento más grave

Quizá la única coincidencia actual entre Perú y Chile sea que sus diarios y autoridades creen que la identificación de una red de espionaje chilena ha llevado la relación bilateral a un punto muy grave.

Esto perfila una crisis profunda y difícil de superar, incluso después del cambio de gobiernos (2010 y 2011), pues lo que se ha roto es la confianza relativa que Alan García y Michelle Bachelet estuvieron labrando a pesar de las obvias diferencias, una de las cuales –pero no la única– es el diferendo limítrofe.

La captura de un espía pagado por Chile para obtener información estratégica sobre seguridad es, como ha dicho el canciller José Antonio García Belaunde, “un acto bastante inamistoso y ofensivo contra el Perú”. Pero quizá no sea el más grave.

‘Espía’ denomina a una gama diversa de oficios alrededor de la búsqueda informal de información relevante sobre otro. Todos los gobiernos tienen o debieran tener algo de eso. Pero la contratación de un militar por un gobierno para que robe información de otro, a cambio de un pago, es una forma burda y delincuencial. Ojalá que nuestros muchachos sean más ‘moscas’ que los de ellos y sus métodos menos ‘rochosos’.

En este sentido, sin dejar de reconocer lo escandaloso de la contratación del ex suboficial FAP Víctor Ariza Mendoza, por parte del gobierno de la presidenta Bachelet, para que traicione a su patria, esto es solo un hito de un proceso en el que se ha ido labrando una profunda crisis de desconfianza por la manera exagerada y amenazadora como Chile compra armamento que es obvio que está pensando para dirigirlo contra el Perú.

La captura del espía es, así, el detonante de un problema más grave: la seria amenaza para la seguridad peruana por un país vecino con el que tenemos un diferendo limítrofe marítimo y que se arma sin proporción ni justificación, y que, además, está forjando una alianza con Bolivia, que también compra armas y cuyo presidente no pierde ocasión de agredir al Perú.

Estamos, por ello, ante un escenario complejo que requiere replantear la relación con Chile así como con otras naciones con el fin de aplicar una estrategia que contrarreste, principalmente en el campo político-diplomático, eventuales agresiones.

Esto debe ser parte de una cuestión de Estado que se debe enfrentar con realismo y sin mezquindad ni oportunismo, como el que ya están mostrando algunos políticos que quieren ver en esta situación un espacio para el establecimiento de una republiqueta militar como la que deslizó, ayer por la mañana, en RPP, un ex comandante general del Ejército peruano.

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