El millón de García
"La globalización cada ves avanza con mayor velocidad ,y ya casi es un hecho irreversible, el internet modifica costumbres, y urge tomar lo bueno de esto, la prensa basura peruana, no es de fiar, las Universidades, ni los entes comprometidos, permiten la aparición de una prensa libre. Por lo que no queda más que usar los medios posibles para expresarnos libremente".Este es un blog de mucha temática social.Wilmer Castillo
El millón de García
Por: Humberto Campodónico
La pronta respuesta contrasta con el silencio del Ministerio de Energía y Minas, a pesar de los reclamos de las autoridades de la Región Áncash, que quieren saber de ese proyecto de reinversión de utilidades por US$ 920 millones. Si el MEM acepta el programa, la reducción en el pago del IR sería de US$ 276 millones, de los cuales el 50% corresponde al canon de toda la Región Áncash.
La empresa dice que, después de los primeros dos años, el IR a pagar será mayor, lo que beneficiará al fisco y a Áncash. Pero aquí la pregunta es: ¿cuál es la necesidad de usar los impuestos de un Estado pobre cuando la empresa ha tenido utilidades netas de US$ 6,200 millones en los últimos 4 años, lo que le ha permitido recuperar con creces su inversión de US$ 2,200 millones?
Si esto es así, ¿para qué acogerse a un beneficio que discrimina a favor de las empresas mineras? Para ese Programa no rige aquello de que “todos deben jugar con las mismas reglas”. Este Programa fue derogado, ojo, por la Ley 27343 en setiembre del 2000, pero rige para quienes tienen contrato de estabilidad tributaria. Hay otro factor determinante para una decisión de inversión: los precios del cobre y del zinc (que explota Antamina) siguen estando altos y se han recuperado de la caída del II Semestre del 2008. El cobre está en US$ 3/libra y el zinc en US$ 1.00/libra (ver gráfico).
Con esos precios Southern considera rentable invertir en Tía María y Chinalco en Toromocho. Recordemos que el estudio de factibilidad del 2000 de Antamina preveía que con precios del cobre US$ 0.90/libra el proyecto la tasa interna de retorno del capital era de 14%, lo que se consideraba muy bueno. ¿Con esos buenos precios, para qué afectar los impuestos del Estado y de Áncash?
Antamina ha sido una de las primeras empresas en adherirse a la Iniciativa de Transparencia de las Industrias Extractivas en el Perú, promovida por el Banco Mundial. Así, todos los años cuelgan en su página web los diferentes impuestos que pagan al fisco (lo que está muy bien, ver “Saludable transparencia minera y petrolera”, www.cristaldemira.com, 21/7/08).
Además, Antamina impulsa muchas acciones de responsabilidad social empresarial y ambiental y ha creado un fondo ad hoc para las relaciones con las comunidades. Todo este esfuerzo, que apunta a la gobernabilidad en el largo plazo (para no tener conflictos como, por ejemplo, Yanacocha) podría verse truncado debido a la reinversión sin pago de impuestos. ¿Sabrán los accionistas suizos (XStrata), australianos (BHP Billiton) y canadienses (Teck) de esta voluntad de no pago del IR por US$ 276 millones? ¿Cuál es el costo-beneficio de no pagar impuestos por una cantidad mínima de las utilidades ya obtenidas, a cambio de perder gobernabilidad?
Hasta aquí nos hemos ocupado de la empresa, pero no hemos dicho nada acerca de lo que podrían hacer el MEM y otras instancias nacionales (lo que incluye al sindicato de Antamina y, por ejemplo, a los medios de comunicación). Que es en verdad lo que corresponde: que aquí levantemos la voz para que los recursos naturales –y los impuestos que le corresponden al Perú– permitan mejorar la infraestructura y la educación en el siglo XXI.
Todos los artículos del autor pueden ser leídos eUn: www.cristaldemira.com
El Ministro de Educación, José Antonio Chang, confirmó el día de hoy que su cartera respetará los resultados originales¹de los más de cincuenta mil docentes que rindieron sus exámenes para nombramiento el domingo 15 de noviembre. ¿A qué se refiere el Ministro Chang por “resultados originales”? Pues a todo un embrollo en el MINEDU debido a un supuesto “error técnico” en la publicación de resultados de la semana pasada.
Mientras todos cruzamos los dedos y nos encomendamos a Santa Rosita para que la campaña navideña levante la economía, no es mala idea darles una revisada a las cifras de la recaudación y comentar sobre algunos temas que no deberían descuidarse como la regresividad de nuestro sistema tributario, el cual –tradicionalmente– se ha sustentado en un esquema en el que los impuestos indirectos (que gravan el consumo) tienen un peso excesivo con respecto a los impuestos directos (que gravan la riqueza).
Recordemos que ese 19% de IGV que pagamos como consumidores y usuarios nos afecta a todos, cierto, pero afecta mucho más –comparativamente– a los sectores de menores ingresos que dedican una mayor proporción de su presupuesto al consumo. ¿Por qué? Simplemente porque mientras mayor es el ingreso, mayor es la porción del mismo que se puede ahorrar o invertir en lugar de gastarlo. Así, el IGV es –fundamentalmente– un impuesto indiscriminado que no diferencia entre ricos y pobres; en otras palabras: conmovedoramente ciego y bruto. Si el gerente de una compañía y un obrero deciden tomarse cada uno una gaseosita, pagan exactamente el mismo 19% de IGV, sin distinguir entre el obrero –que con las justas la ve– y el gerente, cuyo sueldo es probablemente 10, 20 o más veces mayor.
El contrapeso a esta “ceguera” tributaria son los impuestos directos –como el impuesto a la renta– que son los que permiten que quienes más ganan sean precisamente los que más paguen. Por ello existe consenso en que un sistema tributario sano y progresivo tiene que basarse en impuestos directos y no en los indirectos. El problema es que nuestra tributación se ha construido sobre el IGV y el ISC, dejando la equidad y la justicia para después.
En efecto, revisando la composición de los ingresos tributarios en los últimos años, vemos que el aporte del impuesto a la renta ha sido usualmente inferior al de los impuestos indirectos. Sin embargo, también es interesante notar que entre el 2006 y el 2008 su aporte se elevó justo por encima del 50%, sobrepasando a los impuestos indirectos. La explicación principalmente recae en el boom minero de dichos años, que disparó las ganancias y la tributación de ese sector. Es decir, sin querer queriendo, el sistema tributario ha venido arrojando resultados progresivos, no como resultado de reales reformas sino simplemente porque nos sacamos el huachito de los altos precios internacionales de los minerales.
El problema es que, con la recesión mundial, los precios de los minerales han regresado a niveles “normales” (ciertamente aún altos), y –lógicamente– la tributación minera se ha contraído. Como consecuencia, la regresividad tributaria –que en realidad nunca se fue– ha vuelto a alzar cabeza, y nuevamente son los impuestos indirectos los que están parando la olla fiscal. Así, acorde con la Sunat, el aporte del impuesto a la renta ha caído sensiblemente en lo que va del 2009 hasta igualarse con el aporte de los impuestos indirectos (véase gráfico), reflejando que no tenemos una real política fiscal, y que más que un barco con rumbo la tributación en el Perú es un madero que las olas llevan y traen… hasta que otra vez nos saquemos el huachito. ¿Cambiará esto alguna vez
Los más sucios del mundo
En la lista de naciones que contaminan el planeta, los cinco primeros son Estados Unidos, China, Rusia, India y Japón. ¿Están haciendo algo para aminorar los efectos de sus industrias? Más allá de lo declarativo, nada. El Protocolo de Kyoto estableció que los países desarrollados debían aminorar el 5% de sus emisiones al 2012. No se ha logrado esa meta. Se espera que en la Cumbre Mundial de Copenhague 2009, en diciembre próximo, se logre un compromiso que reemplace a Kyoto. Todo indica que no va a ser así.
Por Raúl Mendoza
EEUU, sin miedo al cambio climático
• Estados Unidos tiene el 4% de la población mundial y es responsable del 20% de emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. Sin embargo no ha ratificado el Protocolo de Kyoto. Se comprometió a reducir el 6% de sus emisiones, pero estas aumentaron más del 15% –con respecto a 1990– durante el gobierno de George W. Bush. ¿Cuáles son sus industrias más contaminantes? La metalúrgica y las centrales eléctricas. Además empresas norteamericanas operan en todo el mundo, en muchos rubros industriales, con distintos estándares de contaminación según el país.
La ciudad norteamericana más contaminada es Pittsburg, conocida como ‘la ciudad del acero’. El año pasado superó a Los Ángeles, aunque esta ciudad sigue siendo la líder mundial en emisión de gases de efecto invernadero y la que más daño causa a la capa de ozono. La contribución individual al calentamiento también es grande: cada norteamericano contamina el doble que un europeo. Esto se debe al elevado gasto de electricidad y el altísimo número de vehículos que circulan en las ciudades norteamericanas. Ahora que en diciembre próximo se realizará la cumbre mundial sobre calentamiento global en Copenhague, su posición no ha cambiado. “Había expectativa por el nuevo enfoque que Barack Obama podía tener. Esta cumbre podría ser la oportunidad para un compromiso global renovado, justo y vinculante, pero parece que no va a ser así”, dice Francesco Boeren, director regional de Oxfam, organización que sigue el tema. En Copenhague se esperaba lograr un compromiso concreto que reemplazara a Kyoto, pero EEUU y otros países desarrollados no quieren asumir compromisos.
China, el gigante contaminador
• China es un país-continente que inició su despegue industrial hace un par de décadas y ahora no está dispuesta a detenerse a pesar de que ‘contribuye’ con el 17% de la contaminación global. Además, no está obligada a reducir emisiones por ser un país en desarrollo. Entre sus argumentos para evitar compromisos también señala que si se mide la contaminación per cápita, no estaría entre los que más contaminan.
Entre sus industrias más contaminantes están los complejos industriales procesadores de carbón y la industria papelera. La ciudad de Linfen, la principal meca de la industria del carbón del país, es acaso la más contaminada del planeta. Allí el aire registra óxido de carbono, arsénico y plomo en dosis mortales para la salud de sus habitantes. En otras zonas, como el delta del río Perla, donde se produce el 20% del PBI chino, hay industria diversa: zapatos, juguetes, textiles, y la contaminación es enorme. Green Peace encontró un cóctel químico de varias sustancias en las aguas del río. En general la industria china carece de altos estándares ambientales por su rápida industrialización, que no ha ido aparejada con una regulación adecuada. No obstante, ha sido junto con Estados Unidos uno de los países que menos compromisos concretos prometen para Copenhague 2009. Una reciente visita de Barack Obama a China solo dejó como saldo la posibilidad de aguardar otra reunión cumbre para arribar a acuerdos sobre el cambio climático.
Rusia, forzado a reducir emisiones
• La crisis mundial y su propia dinámica económica le jugaron una mala pasada a Rusia. Su industria se vio afectada, por lo que debió aminorar su producción y ello ocasionó que redujera sus emisiones superando los compromisos de Kyoto. Actualmente emite el 5.7% de los gases de efecto invernadero globales. Sin embargo, esa reducción ha sido forzada por las circunstancias, no por su compromiso con el medio ambiente. Demoró hasta el 2004 para firmar el protocolo y tres ciudades rusas figuran en la lista de las 10 ciudades más contaminadas del mundo: Dzerzhinsk, Norilsk y Rudnaya Pristan. Las fábricas de armamento, de productos químicos, el petróleo y las minas de donde se extraen diversos metales son la contribución rusa al cambio climático.
Un informe de la BBC indicaba que en el 2005 sus emisiones se habían reducido un 35% con relación a 1990. Por eso se vería beneficiado con el nuevo ‘mercado verde’ que se alista para el futuro: podría vender su cupo de emisiones “no usadas” a los países en desarrollo que necesitan emitir más gases de lo que está permitido bajo Kyoto.
La India, afectado por su crecimiento
• El siempre enigmatico país hindú se encuentra en una encrucijada. Contribuye al calentamiento global con el 5% de emisiones y no puede detenerse porque, como China, cada vez se industrializa más y está creciendo a un ritmo de 9% anual. Además tampoco está obligado a reducir emisiones porque es un país en desarrollo. Sin embargo, será una víctima del calentamiento: tiene zonas proclives a los desastres y poblaciones por debajo de la línea de pobreza que sufrirán las consecuencias.
Los controles medioambientales por el momento no son una prioridad. Un dato: la ciudad de Ranipet, la meca de las plantas químicas en el país, es una especie de versión potenciada de La Oroya, en el Perú. Los complejos industriales que funcionaban ahí han dejado alrededor de un millón y medio de toneladas de residuos durante los últimos veinte años. La esperanza de vida de los adultos apenas alcanza los 40 años. Se estima que –a pesar de que su gobierno no brinda cifras sobre sus emisiones– tras refrendar el protocolo de Kyoto la India no disminuyó sino que aumentó sus emisiones un 50% más que lo emitido en 1990.
Japón, contaminador silencioso
• Actualmente Japón emite el 4.3% de los gases contaminantes en el mundo. Ha sido uno de los principales promotores del protocolo de Kyoto, pero no ha logrado reducir sus niveles de emisión. El gran tema de la contaminación en Japón es el tratamiento de los residuos industriales generados por sus fábricas, debido a sus limitaciones territoriales. En los 90 tuvo que encarar un alto índice de contaminación de personas por ‘dioxinas’ –gases provocados por la incineración de basura industrial– al mismo tiempo que contaminaba el medio ambiente. Por ello hoy tiene los más altos índices de reciclaje en el mundo.
De los países que más contaminan, Japón es el único que propuso una meta: reducir en un 50% las emisiones de gases industriales de aquí al 2050. Justamente una propuesta parecida se verá en Copenhague 2009. Antes de eso se han realizado varias reuniones preparatorias –Bangkok, Barcelona– a fin de lograr compromisos, pero no se ha logrado nada hasta ahora. Los países industrializados piden más tiempo para discutir el problema.
Cifras
2,530 millones de toneladas de dióxido de carbono emite Estados Unidos a la atmósfera anualmente.
150 mil millones de dólares deberían recibir los países en desarrollo de los desarrollados para adaptarse al cambio.
26 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse como resultado del cambio climático, según Oxfam.
COPENHAGUE 2009
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se verán dos temas: 1) la propuesta de que los países industrializados reduzcan el 40% de sus emisiones al 2020 y el 80% al 2050, a fin de que la temperatura global no suba más de 2 grados. 2) El compromiso de los países industrializados de resarcir a los países en desarrollo por el daño que estos sufren por emisiones que ellos no provocan. El Perú, por ejemplo, uno de los países en mayor peligro, produce solo el 0.4 de gases de efecto invernadero, sobre todo por deforestación. En las reuniones, sin embargo, los países desarrollados no han mostrado predisposición a lograr acuerdos concretos. Si no se logra mantener el clima en los estándares actuales, está probado que habrá sequías, desglaciación, inundaciones y otros desastres.
Claro, para que la inversión se materialice deben cumplirse todos los requisitos legales y ambientales. Respecto al financiamiento de la inversión, el presidente de Antamina dijo que “la empresa estaba explorando todas sus opciones financieras”.
Pues bien, ahora se sabe que Antamina ha pedido al Ministerio de Energía y Minas acogerse al Programa de Inversión con cargo a Utilidades No Distribuidas. ¿Qué significa esto? Que de la inversión de US$ 920 millones la empresa dejará de pagar impuestos al fisco peruano por la suma de US$ 276 millones (920 x 30%).
¿Por qué? Porque el programa permite que se reinviertan anualmente hasta el 80% de las utilidades de la empresa minera sin pagar impuesto a la renta (IR). La cuestión es que este programa –aprobado en 1992, cuando el país salía del proceso de hiperinflación y de la guerra interna– fue derogado en setiembre del 2000 porque, de un lado, las condiciones económicas y sociales ya habían cambiado y, de otro, porque significaba una pérdida importante de ingresos fiscales.
Pero el programa sigue rigiendo para quienes tienen contratos de estabilidad tributaria. Así, tanto Buenaventura como Cerro Verde se acogieron durante Toledo. Lo mismo está pidiendo Antamina. De aprobarse el programa, la región Áncash dejaría de percibir por canon minero el 50% del IR que se deja de pagar: US$ 138 millones.
El gobierno y las empresas argumentan que, con el incremento de la producción, el IR aumentará cuando se culmine la inversión, con lo cual todos saldrían ganando. Cierto, la producción va a aumentar pero lo central es que, con las ganancias obtenidas anteriormente y con los altos precios del cobre y el zinc (bajaron en el 2008 pero han vuelto a subir en el 2009), la empresa tiene la suficiente capacidad financiera para llevar a cabo dichas inversiones. Y las haría de todas maneras, porque le significan ganancia.
No solo eso. En el 2000, Antamina proyectaba recuperar su inversión inicial de US$ 2,200 millones en un plazo de 10 a 15 años. Sin embargo, debido a los altos precios, la inversión fue recuperada en los primeros 3 años (ver cuadro) y su tasa interna de retorno bordea el infinito.
En el 2006 se planteó poner un impuesto a las sobreganancias mineras, incluso por el candidato García. Pero no cumplió, optando por un irrisorio “óbolo minero”. No se anotó el gol cuando había que hacerlo. Hoy, a pesar de las enormes utilidades obtenidas por Antamina en los últimos años (US$ 6,300 millones), la empresa recurre al Programa de Reinversión, con un costo para el fisco de US$ 276 millones.
¿Cuánto se podría mejorar la educación e invertir en ciencia y tecnología con ese dinero? Habrá que preguntárselo al ministro Pedro Sánchez del MEM y también al ministro Carranza del MEF –que seguramente dará pase a esta reducción de impuestos, pero que sí se pone duro con los reclamos de los trabajadores y docentes universitarios–. Sería bueno que el Congreso y los gobiernos regionales tomen cartas en este asunto que demuestra, una vez más, adónde se sitúan las prioridades gubernamentales (y las de las empresas mineras).
Los cronistas detectaron al pishtaco en las sociedades prehispánicas, y desde entonces el personaje ha estado presente casi en todo momento. En algún punto de la República se volvió rubio de ojos azules, una amenaza externa al mundo andino y también una clara metáfora de la explotación que lo adelgaza, i.e. le roba la grasa.
La leyenda ha cobrado los más variados usos. En 1987 corrió por Ayacucho la versión de que Alan García despachaba pishtacos a la zona para con esa grasa humana amortizar la deuda externa del país. En otros casos hay una fusión con otras lacras dedicadas a la cirugía negra, como los chupacabras o los ladrones de órganos.
¿En qué fase de la creación de pishtacos estaríamos ahora? Los de ahora ya no son gringos, pero el producto sigue viajando al exterior. Como la droga que ellos fabricaban según el expediente, si queremos hacer comparaciones. La cifra de 30 años dedicados en este caso al negocio de la grasa humana es críptica, pero no deja de ser sugerente.
Que ahora la grasa humana supuestamente vaya a producir cosméticos en otros países es un giro nuevo. Antes se le asignaba un papel en aceitar máquinas o mejorar el sonido de las campanas. Ahora serviría para embellecer los rostros de la globalización. Rostros embellecidos por la codicia de verdaderos demonios.
Takahiro Kato ha llegado a la conclusión de que los brotes más actuales de pishtaquismo podrían ser reacciones de una parte del mundo andino al avance de una modernidad percibida como exterior y amenazante, y dentro de ello calculadora y violenta. La grasa vendría a ser el símbolo de la vida misma del mundo andino.
Es más o menos claro que en este caso los policías han sido engatusados complacientes. Pero que los detenidos se hayan presentado como asesinos seriales, un delito bastante más serio que fabricar coca, debería mover a reflexión. Sobre todo debería mover a una buena entrevista con detenidos y captores sobre el tema.
César Hildebrandt
Tiempo de notas
Ha terminado el CADE 47 y esta reunión empresarial entre sus conclusiones ha resaltado la importancia de una mejora de la educación para que el país alcance el desarrollo. No nos han dicho, al menos hasta donde han informado los diarios, cómo es que esto se debe producir. De un tiempo a esta parte son varios los sectores de la vida nacional que se suman, al menos declarativamente, a la preocupación existente porque la educación mejore. Y eso está muy bien.
Sin embargo, el tema educativo no es un asunto desamparado en el debate nacional. Existe desde el 2005 un Proyecto Educativo Nacional (PEN), elaborado por el Consejo Nacional de Educación, que se supone es política, casi desde su inicio, de este gobierno.
Existe, desde el año 2002, el compromiso adoptado en el AN de duplicar el presupuesto educativo como porcentaje del PBI, del 3 al 6% en 10 años. Asimismo, en la campaña electoral 2006 al menos dos partidos señalaron el costo anual del PEN en 25 mil millones de soles. Estamos a fines del 2009 y todo sigue igual. El PEN a nadie le interesa en el gobierno, la meta del AN ha ido como el cangrejo y ahora estamos en el 2.9% y el presupuesto del sector educación está en algo más de 12 mil millones de soles: la mitad de lo que se necesita.
¿Qué han dicho los empresarios del PEN? Parece que nada. ¿Y de la plata que se necesita para implementarlo? Menos todavía. Les debe aterrar hablar del presupuesto para educación porque acto seguido tendrían que mirarse el bolsillo y poner lo que les toca sobre la mesa. No, no estoy hablando de óbolos o caridades como le gusta a Alan García sino de la recaudación tributaria indispensable para poder llevar adelante una reforma educativa de verdad. Aquí solo se podrá pasar del 3 al 6% del PBI como presupuesto educativo si es que se produce una reforma tributaria democrática, que privilegie los impuestos directos y en especial eleve el impuesto a la renta de los que más ganan, a la par que elimine las exoneraciones de las que goza el gran capital y que hasta ahora son intocables. Esto debe permitir subir la presión tributaria para poder financiar la reforma señalada.
¿Qué nos dicen los empresarios de todo esto? Prefieren callar en siete idiomas porque la solución de fondo no les interesa. Mejor es deleitar sus oídos con algunos oradores privatistas que les van a repetir lo que les gusta y que la educación pública siga igual
Según el artículo “Mafias farmacéuticas” del periodista Ignacio Ramonet, “...los grandes grupos farmacéuticos recurren a toda suerte de juegos sucios para impedir la llegada al mercado de medicinas más eficaces y sobre todo para descalificar a los medicamentos genéricos, mucho más baratos”. Así, “el retraso del acceso del consumidor a los genéricos se traduce en importantes pérdidas económicas no sólo para los propios pacientes, sino también para la Seguridad Social a cargo del Estado”.
El decreto ecuatoriano en cuestión se fundamenta en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) (1995) firmado por los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el cual reconoce el derecho de los países a emitir licencias obligatorias para elaborar medicamentos patentados que sirvan para combatir enfermedades de interés público. Así, en caso de emergencia nacional, de la existencia de prácticas anticompetitivas o en caso de uso público no comercial, los gobiernos pueden hacer uso de estas licencias.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el uso de genéricos porque favorecen el acceso equitativo a la salud de las poblaciones con menos recursos. Los genéricos no son menos eficaces para tratar las enfermedades. Esta es una falacia muy conveniente para favorecer a las grandes industrias farmacéuticas y el uso exclusivo de su “marca”. Es por ello que esta ley dictaminada por el gobierno ecuatoriano beneficia a la mayoría de sus pobladores, los que ahora podrán acceder a medicamentos más baratos.
En el Perú, el 24 de diciembre de 2004 se aprobó la Política Nacional de Medicamentos. Después de casi 5 años, recién contamos con una norma que regule las acciones dictadas por esta política, pues el 29 de octubre pasado, el pleno del Congreso de la República aprobó la Ley de los productos farmacéuticos, dispositivos médicos y productos sanitarios. En esta norma se establece, por ejemplo, que el Estado debe promover y fortalecer la fabricación, importación y prescripción de medicamentos genéricos, como parte de la política nacional de medicamentos. Además, se fomenta la investigación y fabricación de medicamentos para el tratamiento de enfermedades de alto impacto social o enfermedades con pocas o ninguna alternativa terapéutica.Este año, el Ministerio de Salud ha logrado ahorrar 50 millones de soles gracias a la compra de medicamentos genéricos esenciales. Pero se debe hacer más, ya que actualmente el 45,5% de peruanos no cuenta con un aseguramiento en salud, lo que dificulta aún más su acceso a estos medicamentos básicos. Por tanto, resulta indispensable regular el mercado de medicamentos para que estos lleguen más baratos a manos de los peruanos, sobre todo de los más pobres. En ese sentido, debemos tomar en cuenta a nuestro vecino del norte. El ejemplo ecuatoriano es un posible camino a seguir.
Hace unos días un grupo de alcaldes de Lima, acompañados por el ministro del Interior, pidieron entusiastamente el regreso del Servicio Militar Obligatorio (SMO) y del curso de Instrucción Premilitar (IPM) en los colegios, como una solución al tema de las pandillas y de las barras bravas.
Llama la atención esta forma autoritaria de entender los fenómenos sociales. Lo que se busca es contener y disciplinar antes que solucionar los problemas. Además, la idea de que sólo en los cuarteles uno aprende lo que es disciplina y el sentido de patria es, sinceramente, falsa. Sería bueno preguntarle a Vladimiro Montesinos si eso fue lo que aprendió en los cuarteles o al general Malca, hasta ahora prófugo de la justicia y millonario, o a los llamados generales gasolineros, para llegar a la conclusión que dicha propuesta no resiste el menor análisis. Y es que en verdad lo que está detrás de ella es una visión profundamente autoritaria y machista que se resume en que la “letra con sangre entra”. Es esta idea absurda de que los jóvenes aprenden a ser “hombres” en sistemas o instituciones verticales, que alientan, muchas veces, la humillación y hasta el castigo físico como sucede, lamentablemente, en los cuarteles de nuestro país.
Se olvidan estos alcaldes y el ministro que el llamado SMO ha sido en el Perú profundamente discriminador. Fueron los hijos de las clases populares los únicos que hicieron este servicio y no los de las clases altas y medias. No es extraño en este contexto, donde se denigra a los que no saben leer o no tienen estudios escolares completos, que el alcalde de Los Olivos, proponga que aquellos que entran al SMO bien pueden servir para construir caminos y carreteras. Un poco más y nos plantea la abusiva ley de conscripción vial de la época de Leguía (conocida como la ley de Servicio Obligatorio de Construcción de Caminos) que tanto dolor y tragedia causó, sobre todo, en la población indígena. Es simplemente buscar mano de obra gratuita. Además, el SMO debido a la modernización y a la alta profesionalización de las Fuerzas Armadas, es un arcaísmo, por no decir un estorbo. Nuestras FFAA no pueden ser un reformatorio para jóvenes con problemas de conducta, menos una sucursal de Maranga.
Y sobre el curso de IPM (el autor de este artículo lo llevó por años en el colegio) es mejor ni comentar. ¿Alguien se acuerda de lo que aprendió? ¿alguien puede decir que le sirvió para algo? Mi único recuerdo fue la famosa práctica de tiro en el Rímac con unos viejos fusiles Mauser que le podían romper a uno la clavícula. Por otro lado, el amor y el respeto a la patria, y a nuestros héroes, dudo mucho que se aprenda con el regreso de este curso. Sospecho que hasta podría ocurrir lo contrario.
Por último, llama la atención que se piense que los únicos que pueden “disciplinar” a la población son los militares. Ello demuestra la persistencia, en el imaginario de alguna gente, de las FFAA, al igual que la Iglesia, como instituciones tutelares de la patria. Concepto no sólo arcaico sino peligrosamente autoritario y conservador.
Por eso el tema de las pandillas y las barras bravas no pasa por acuartelar a los jóvenes, menos aún por llevar el curso de IPM. Pasa más bien porque todos los sectores involucrados (Estado, municipios, policías, clubes deportivos, etc.) simplemente trabajen. El reciente y triste espectáculo en el club Alianza Lima es la mejor demostración de que el espíritu lumpenesco de las barras bravas también está presente en la propia dirigencia.
Cuando los jóvenes no tienen trabajo, cuando viven en familias desestructuradas, marginales y pobres, sobrevivientes de la desigualdad, como hoy sucede, las pandillas y las barras bravas no solo existirán sino que, incluso, aumentarán.
César Lévano cesar.levano@diariolaprimeraperu.com |
Luego del espionaje chileno es bueno preguntarse si la política frente a este país ha sido un error. Pasar del amor al odio de un día para otro, muestra que la pregunta no es ociosa. Lo peor es escudarse tras un falso chauvinismo para ocultar errores. La idea de que las relaciones con Chile mejorarían con la teoría de las cuerdas separadas, es decir separar las relaciones diplomático-políticas de las económico-comerciales, ha mostrado que no es el mejor camino para mantener relaciones normales con nuestro vecino del sur. La emulación (o competencia) económica que propuso el presidente García no bien asumió el gobierno, no solo ha sido insuficiente sino hasta ingenua y peligrosa.
Pensar que el ingreso (masivo) de inversiones chilenas en nuestro país conduciría a un cambio en el comportamiento del Estado chileno es un error. Lo que ha sucedido es todo lo contrario. Las razones son obvias. Cuando un país invierte en otro más de siete mil millones de dólares –que es justamente lo que ha hecho Chile todos estos años en el Perú– sus preocupaciones e intereses aumentan, pero también cambian. No es extraño, en este contexto, que Chile haya modificado las llamadas hipótesis de guerra. De un conflicto bélico con Argentina se ha pasado, como hipótesis, a un enfrentamiento con Bolivia y Perú.
Por eso el espionaje chileno poco tiene que ver con la demanda presentada ante la Corte de La Haya (esta situación tiene varios años y, por lo tanto, es bastante anterior a la demanda) y sí, más bien, con sus inversiones en el país y sus propias insuficiencias.
En realidad, lo que está detrás del espionaje es un intento de tutelaje a los intereses e inversiones que Chile mantiene en nuestro país. La idea de que el libre comercio mejoraría las relaciones bilaterales no solo ha resultado un fracaso sino también ha incentivado este intento de tutelaje chileno. En otras palabras, considerar como iguales a inversionistas peruanos y extranjeros, ha terminado por afectar nuestra seguridad y soberanía. La afirmación de que el capital no tiene patria solo se la creen los neoliberales peruanos. El Estado chileno, no.
Olvidarse de la trama histórica que está detrás de las relaciones con Chile ha sido y es también otro error. Es pensar que la historia no tiene importancia; que Chile es un país distante, como lo es Polonia; que nada tiene que ver con nuestro pasado. Como también que solo el libre comercio integra y nos convierte en socios. Es creer, ahora que hemos firmado el TLC con EEUU, que ese hecho nos convierte en “socios” e “iguales”.
El otro dato es el cambio de lenguaje. Llamar “republiqueta” a Chile, decir que este país nos envidia (más allá de que sea verdad), implica un cambio significativo en la manera de vincularse con el otro (en este caso con Chile). Sin embargo, hay que decir que ello no es exclusivo del presidente García. El cambio de lenguaje hoy recorre la región. Los conflictos, hasta ahora verbales, entre los presidentes de Venezuela y Colombia, o de Ecuador y Colombia, o, también, de Perú y Bolivia, son ejemplos claros que hemos pasado a otro tipo de diplomacia.
Lo que antes se decía en privado ahora se dice en público. Las formas diplomáticas parecen disolverse para dar curso al conflicto como vínculo principal. Es cierto que esta modalidad tiene mucho que ver con la nueva “guerra fría” que se vive en la región y que el presidente García es uno de sus principales impulsores. Pero también con los procesos y problemas en cada uno de estos países. El tono subido de muchos presidentes, sospecho, es para consumo interno. Para poner a la sociedad tras el “enemigo externo” y desplazar a sus opositores. Y eso es tan peligroso como el “repulsivo” espionaje chileno.
(*) La página web de este columnista se traslada a La Mula. Pueden encontrar mis artículos y otros comentarios en el blog: Disidencias, albertoadrianzen.lamula.pe
Universidades: la lógica del costo-beneficio
Por: Humberto Campodónico
La razón que explica la negativa del ministro de Economía, Luis Carranza, a homologar las remuneraciones de los docentes universitarios –que llevan en huelga más de 45 días– es la lógica del costo-beneficio.
En el 2006 (último año con estadísticas de la ANR), de los 568,095 estudiantes matriculados, 282,119 estaban en las universidades privadas y 282,219 en las estatales. La proporción es 50-50. Lo mismo sucede con los 44,692 docentes: 22,398 están en las estatales y 22,244 en las privadas. Con seguridad, al 2009, el número de alumnos y docentes en las universidades privadas es ahora mayoritario.
Continuando con el costo-beneficio: si la mayor parte de las necesidades de las empresas son cubiertas por las universidades privadas, no tiene sentido aumentar el sueldo de los docentes estatales. Poco importa que buena parte de las universidades privadas sean “máquinas de negocios”, con educación de mala calidad y que, además, tengan como práctica común la corrupción de funcionarios (Alas Peruanas).
Al costo-beneficio poco le interesa el rol de la universidad en la investigación y el desarrollo necesarios para la sociedad de la información y del conocimiento. En el Perú en el 2008 se invirtieron S/. 252 millones, lo que apenas llega a 0.1% del PBI, según Francisco Sagasti (1).
De este total, según Sagasti, la universidad estatal invirtió S/. 57 millones y la privada tan solo S/. 30 millones (poco que ver con la ciencia y tecnología). Agréguese que las empresas privadas tan solo habrían invertido el 2% del total, lejísimos del 40% promedio en América Latina, según la Red Iberoamericana de Ciencia y Tecnología.
Corolario: si ahora hay más universidades, alumnos y docentes privados, si a la empresa privada no le interesa la ciencia y tecnología (casi todas las patentes vienen de afuera, ver “Nos ganan 47 a 1, www.cristaldemira.com, 31/10/09), si con las universidades privadas se puede satisfacer las necesidades de un aparato económico que responde, como dice Efraín Gonzales, a un modelo primario exportador y de servicios (PESER), ¿para qué diablos debe el MEF aumentarle el sueldo a los docentes estatales?
Para terminar, existen algunas buenas universidades privadas y algunas estatales malas. El problema de fondo es que, a diferencia de Brasil, México y Argentina (donde las estatales tienen niveles de excelencia superiores a las privadas) aquí al “modelo económico” no le interesa la universidad estatal. Eso es lo que hay que modificar.
La solución pasa por mejorar la calidad de la educación, hacerla más equitativa (lo que brilla por su ausencia) y tener un adecuado sistema de evaluación. En una palabra, reformar el conjunto del sistema universitario, para lo cual existen múltiples propuestas que duermen en el Congreso. Un primer paso obligatorio es homologar, ya, los sueldos de los docentes universitarios estatales y terminar con la lógica del costo-beneficio
“Desde el gobierno de Sagasti venimos arrastrando recortes presupuestales a la Política de EIB, que tiene impacto directo en la formación y ...